jueves, 29 de octubre de 2020

Own Dream Code. Carlos Ramírez Kobra

 



Own Dream Code
Carlos Ramírez Kobra
Editorial Ultramarina C&D, Ciudad de México, 2020


Editorial Ultramarina C&D publica el n° 7 de su Colección "México Ultramarino", Own Dream Code, el primer poemario de Carlos Ramírez Kobra (Ciudad Neza, 1984), un libro que desde el mismo título revela la aspiración de su autor, trasladar al lector, al otro, sus sueños cifrados en un código personal con la intención de remover su conciencia, y, como reza en el texto de contraportada de César Cortés Vega, "lanzar fórmulas para la resistencia".


Carlos Ramírez Kobra nos ofrece una lírica que camina por la cuerda de los versos del yo al nosotros, de su individualidad a la pluralidad que conformamos los lectores, encargados de descifrar y completar su mensaje. Para tratar de comunicar la percepción propia con el sueño, Kobra elabora un lenguaje híbrido, hecho de múltiples influencias que acaban cristalizando en un lenguaje propio, y es que el publicista mexicano no es un poeta para
dummies, a la poesía ha dedicado los últimos quince años de su agitada vida y en su haber se cuentan dos interesantes plaquettes, Los Salvajes de Ciudad AKA y Una palabra con nombre bala, amén de colaborar en diversas antologías de México y España. Carlos Ramírez es, además, uno de los gestores culturales underground de mayor importancia en Ciudad de México, lo cual dice mucho pues la antigua Tenochtitlan es una de las grandes capitales culturales en nuestra lengua.


Pero
Own Dream Code también es un magnífico ejemplo de otra aspiración aún mayor, la vinculación de mundos que desde la #PlataformaPLACA viene realizando su coordinador, el poeta mexicano afincado en España Appu, alias de Iván Vergara, que en esta ocasión también firma el excelente prólogo, donde ofrece algunas claves para comprender el discurso onírico-social de Carlos Ramírez Kobra. Cabe detenerse en este loable proyecto que pretende crear puentes para vincular personas y regiones a través de la poesía y las artes. #PlataformaPLACA es un proyecto con independencia económica, vocación mestiza y que hace uso de las nuevas tecnologías, y Ultramarina C&D es su vertiente editorial, publicando y difundiendo poesía y narrativa para acercar orillas y borrar fronteras.



En cuanto al volumen, este se presenta como una absoluta exquisitez gracias a los cuidados de su editor, Iván Vergara, responsable, además, de la sugerente imagen de cubierta, perfecta metáfora visual que sintetiza el sentido del libro, poniéndonos a este lado de esa persiana que separa la oscura realidad del sueño “con luces rojas encendidas” al que nos invita a sumergirnos la poesía de Carlos Ramírez, no solo por la vibración de sus versos libres sino también por las ilustraciones que los acompañan, imágenes oníricas que el propio autor ha sabido crear de forma digital, donde rayas y puntos rellenan siluetas de animales y otras formas sinuosas simulan humo o nubes.


Por lo que toca a la estructura, el poemario se divide en tres partes, señaladas por su correspondiente número, “uno”, “dos” y “tres”, donde se reparten los veintidós poemas que componen el libro. Especialmente significativo es el poema que presta su título al conjunto, donde Carlos Ramírez expresa su tesis: "Mis manos nunca son iguales. / En mis sueños, / otros tonos, / otros dueños." Es la vocación de compartir la que impele al poeta a interpelar al lector, pero las circunstancias ponen en peligro esa comunicación directa: "Nuestro código ha sido hackeado. / No somos los mismos… / bienvenidos mutantes.” De aquí la otra vocación, la de crítica social. Carlos Ramírez toma la palabra como punta de flecha para atacar la hipocresía y las injusticias, en el poema “Ayotzinapa” lo dice claramente: “Y no solo sordos y ciegos nos quieren, / nos inyectan miedo en los huesos, / para que así, sordos, ciegos y esclavos, / nos apedreen con / odios cargados de / muerte.”.


Destaca la coherencia del lenguaje, posmoderno, vehemente y vanguardista, más en su fondo que en su forma, un lenguaje donde se dejan sentir las influencias de la música, el rock, el blues y el rap, y de la terminología de las nuevas tecnologías, como la genética, y energías, como la nuclear. Pero ante todo Carlos Ramírez deja traslucir una gran pasión por su oficio, así lo manifiesta en “Representa”: “Yo no crucé esa línea / que me llevó a la poesía, / la poesía llegó a mí / al trabajar día tras día.”


Especialmente entrañables y emotivos son los últimos poemas, dedicados a la familia, a la mujer de su vida, “tu mirada son estatuas / perdidas en un jardín de óleos”; al abuelo con el que sueña pero que nunca llegó a conocer, “murió en un accidente / la semana que yo nací”; a la madre que ya se ha ido, “las entrañas me llueven amor y dolor”; y a sus dos hijos, a los que les gustan las películas de dinosaurios y los superhéroes, con ellos sueña nuevamente.


En conclusión, Carlos Ramírez Kobra, “guerrero de oro”, nos entrega una poesía que milita en el lado del hombre que despierta, una poesía hecha con las vísceras, en ocasiones críptica, que invita a reflexionar sobre el entorno social para reinterpretarlo desde nuevas premisas porque “lo mejor de ese destino / compartir este camino” “trabajando codo a codo”.


Gregorio Muelas Bermúdez



martes, 27 de octubre de 2020

Estuación

 



El tiempo es el peor descubrimiento del hombre, desde entonces no ha parado de sufrir.

Llegados a cierta edad soñamos con invertir el sentido de las agujas del reloj.

La ironía de la vida: años y años para construirla y tan solo un segundo para perderla.

Inevitables o necesarias, las crisis nos demuestran que vivimos en una montaña rusa.

Solo amamos lo que podemos perder.

El eco es la voz interior de la naturaleza. Ve y dilo en la montaña.

Un gesto basta para cambiar el mundo pero somos demasiado pequeños para comprenderlo.

Vivir para escribir o escribir para vivir, cada día se parecen más.



Gregorio Muelas Bermúdez


domingo, 25 de octubre de 2020

Dos poetes com nosaltres: Josep Micó y Abel Dávila

 



El ciclo "Dos poetes com nosaltres" reanuda su actividad con el recital 

de Josep Micó y Abel Dávila


El Ciclo de Poesía “Dos poetes com nosaltres” retomó su actividad el pasado martes día 20 de octubre -ocho meses después del recital anterior, que tuvo como invitado especial al gran poeta argentino Hugo Mujica- y lo hizo con dos poetas de excepción: Josep Micó Conejero (Antella, Valencia, 1949) y Abel Dávila Sabina (Cienfuegos, Cuba, 1973), dos autores con estilos diferentes pero complementarios.

El ciclo anual, que va por su quinta edición, y que coordina el poeta Ramon Guillem, volvió a su espacio habitual, el TAC, Teatre Auditori de Catarroja “Francisco Chirivella”. En esta ocasión el acto tuvo lugar en la Sala de Exposiciones, sita en la primera planta del edificio, con un aforo controlado y con las pertinentes medidas sanitarias: control de temperatura y distancia de dos metros entre butacas.

Ramon Guillem tomó el micrófono para agradecer su presencia a los asistentes y subrayar la importancia de la Cultura para superar la incertidumbre generada por la crisis sanitaria provocada por la covid-19. A continuación realizó una sucinta reseña biobibliográfica de los dos poetas invitados, ambos con una dilatada carrera literaria que abarca más de una década, en la que han merecido algunos de los más importantes galardones que se convocan en la Comunidad Valenciana, como el Vila de Mislata, que Josep Micó y Abel Dávila comparten, el primero lo obtuvo en 2017 con Creuar l’instant, y el segundo en 2018 con Redondear el óvulo; y el Premi Marc Granell Vila d’Almussafes, conseguido por el poeta cubano en 2015 por su obra Estos hues.o.s de aire.



El poeta de Antella fue el encargado de abrir el acto con la lectura de una amplia selección de poemas pertenecientes a su obra publicada en libros propios, antologías colectivas y revistas, desde su opera prima, El riu encara baixa net (Premi La rosa de paper, 2011), hasta su más reciente poemario, Vespres d’inventari, que le valió el Premi Josep Maria Ribelles de Puçol el año pasado. Josep Micó desplegó una poesía caracterizada por un lenguaje muy cuidado donde los recuerdos y la naturaleza ocupan un lugar privilegiado, y que le ha colocado en la primera línea de la poesía en lengua vernácula.



A continuación, Abel Dávila hizo lo propio, comenzó leyendo algunos poemas de su primer libro, La flor extraviada (2013), donde la isla antillana y la familia son los verdaderos protagonistas, y que supuso el punto de inflexión hacia un cambio de rumbo poético, dando lugar a un estilo muy personal, donde intimismo y vanguardismo se imbrican de manera sutil y acertada, y que le sirve para denunciar la hipocresía de una sociedad que prefiere dar la espalda a problemas como la inmigración. El poeta cubano también leyó algunos poemas en valenciano, demostrando su versatilidad, y culminó su intervención con una composición inédita.

La Regidora de Cultura, Dolors Gimero, clausuró el acto con unas palabras de ánimo y confianza, haciendo especial hincapié en el compromiso del municipio con la Cultura, y emplazó al público, en el que se encontraban escritores de Catarroja, como Berna Blanch y Albert Hernàndez i Xulvi, a la próxima sesión del ciclo, que tendrá lugar el 27 de octubre, con el poeta gallego Manuel Rivas como invitado especial.


Gregorio Muelas Bermúdez


lunes, 19 de octubre de 2020

Poemas zen de China y Japón

 


Poemas zen de China y Japón

Traducción de Miguel Romaguera y Mary Beth Hitt

Valencia, 2020


El poeta y traductor valenciano Miguel Romaguera (Picassent, 1955) nos trae esta sencilla autoedición en colaboración con la traductora Mary Beth Hitt, fruto de la relación literaria que ambos comenzaron a principios de los años ochenta. Como reza el título, el pequeño volumen, que se presenta con una hermosa acuarela de Susana Benet en la portada, reúne su trabajo conjunto sobre una selección de poemas chinos y japoneses de poetas budistas zen del período clásico.

El libro se abre con una introducción del propio Romaguera sobre el sentido del Zen, sus orígenes y su enorme influencia en la literatura de ambos países, al tiempo que nos orienta sobre algunos conceptos básicos de esta filosofía.

Ninguno de los dos autores firma en exclusiva la traducción de las veinticinco composiciones recogidas en esta breve antología. Cabe mencionar que este trabajo a cuatro manos parte de una versión al inglés de un volumen de igual intención y alcance, realizada por Lucien Strik, Takashi Ikemoto y Taigan Takayana para Anchor Books, Nueva York, en 1973.

Shoten, Getsudo, Dogen, Jakuan, Ikuzanchu, Godai Chitsu, Tokken, Sogyo, Sanso, Gyokko, Ryozan, Beirei, Unoku, Yuzan, Hokufu Seikatsu, Nansen, Shuzan y Unzan, y otros anónimos, son los autores vertidos a nuestra lengua con sencillez y elegancia, y el sabor de los poemas originales, así sucede en “Escuchando un laúd”, de Jakuan:


Melodía perfecta - como el viento

Entre los pinos de la lejana colina.

La mente limpia, como el cielo:

Escúchala más allá de sí misma.


Todos los poemas están impregnados del wu (chino) o satori (japonés) budista en el marco de una naturaleza sensorial cuya grandeza invita al hombre a un despertar de la conciencia, a alcanzar la unidad de los contrarios: “Animado, inanimado, son uno”.

Sean bienvenidos a nuestra lengua estos poemas donde Miguel Romaguera y Mary Beth Hitt vuelcan su sensibilidad pues en apenas cuatro versos nos invitan a meditar, que es el camino más corto a “la tierra de la luz serena”.



Gregorio Muelas Bermúdez


sábado, 17 de octubre de 2020

Abecedario imposible. Salomé Chulvi

 


Abecedario imposible

Salomé Chulvi

Olé Libros, 2020


La escritora de Catarroja Salomé Chulvi nos presenta un libro tan sorprendente como estimulante, su título, Abecedario imposible, describe a la perfección el impulso creador de las veintisiete composiciones, tantas como letras tiene el abecedario del español, que integran este volumen editado con primor por Olé Libros, grupo editorial que dirige desde Valencia Toni Alcolea, infatigable activista cultural que desde múltiples frentes espolea la creatividad y el compromiso con las artes escritas.

El libro se abre con un sucinto prólogo del poeta y presidente de la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios (CLAVE) Juan Luis Bedins, que logra pincelar los trazos fundamentales de un libro “difícil de encasillar” y que destaca por su originalidad y singularidad. En efecto, la escritora nos enfrenta al reto de una lectura diferente, que se puede concebir tanto como prosa, por su forma, la sucesión ininterrumpida de palabras “con sentido”, un sentido, como veremos, que va más allá de la pura aliteración; o como verso, por su fondo, de donde es posible extraer un ritmo marcado por los signos de puntuación, que como un gong producen múltiples tonos acústicos, donde cada palabra se hilvana con la posterior y la precedente buscando, y hallando, un nuevo significado, y donde es posible discernir un orden armónico, lejos del fácil automatismo.

He aquí, pues, un libro redactado en tautogramas, es decir, textos cuyas palabras comienzan todas por la misma letra, un juego a priori complejo pero que demuestra el carácter inconformista de su autora y un ingenio poco común, tanto como para crear un género nuevo, híbrido, y sin embargo, autoconclusivo, por lo que tiene de irrepetible.

Entre los diversos temas que podemos rastrear a través de este ecléctico abecedario destaca la crítica social, así denuncia Salomé Chulvi la política cainita, la estratificación y la violencia doméstica: “Inés idolatraba idiotas, idealizándolos”, “jerarquizados jornaleros jíbaros”, “Mi marido me mata”.

Reproduzco dos fragmentos, de la R y la X, para ejemplarizar lo que he venido comentando:

Ramón rescataba recuerdos, rentablemente. Reactivaba registros: regresiones. Rejuvenecía regañinas remotas, recetas reconstituyentes, raigambres, relaciones rotas.

Xavier xilografiaba xilófonos. Xano xerografiaba xerófilos. Xavier-Xano: X. Xilófaga xenofobia.

El volumen, además, se presenta con un gran atractivo que lo convierten en un objeto hermoso, apetecible: su bello grafismo. Las ilustraciones de Kolo, de un expresionismo marcado por la preferencia de líneas rectas y el uso del blanco y el negro, con su infinita gama de grises, que el dibujante emplea en todas y cada una de las escenas que ilustra, una por cada letra de este abecedario imposible que un malabarista arlequín, trasunto de la autora, voltea en el aire con voluntad de equilibrio. Con la misma destreza y habilidad Salomé Chulvi nos mantiene en vilo durante todas las páginas de este libro único.


Gregorio Muelas Bermúdez


miércoles, 7 de octubre de 2020

Ocho sonetos fúnebres. Luis López Suárez




Ocho sonetos fúnebres

Luis López Suárez

Cuadernos "Heracles y nosotros", Gijón, 2020

 

Cuadernos “Heracles y nosotros” publica su n.º 30, Ocho sonetos fúnebres, del poeta ovetense Luis López Suárez. La célebre colección de poesía con sede en Gijón se ha ganado un justo prestigio gracias a sus dos denominadores comunes, la calidad y la elegancia. En cuanto al primero no hay más que ver su esmerado catálogo, con nombres como los de Jaime Priede, Jordi Doce, Miguel Floriano o Sandra Sánchez, por citar algunos con los que uno mantiene trato y tiene cierta afinidad. Por lo que toca al segundo, sus ediciones no venales en papel y cartulina verjurado, numeradas y firmadas por sus autores son una auténtica delicia, un auténtico dechado de sencillez.


La plaquette viene ilustrada por tres sugerentes infografías de Luis Rodríguez-Vigil, ubicadas al principio, mitad y final del escrito, que en contra del título del conjunto se compone de diez sonetos, pues a los ocho citados en la portada hay que sumar los que actúan como prólogo y epílogo.


El cuaderno se inaugura con una significativa cita del Cantar de los Cantares, que emparenta la fortaleza del amor con la de la Muerte, de este modo se nos introduce en la materia de los versos pues ambos serán los motivos principales de los sonetos aquí reunidos. Sonetos de factura impecable, de un excelso clasicismo que funciona como un preciso mecanismo de relojería, de este modo a la fría concepción de la forma, de acuerdo con el canon en cuanto a longitud de los versos, endecasílabos, rima, consonante, y ritmo, en sexta, “mármol lunar”, se añade el fondo pasional de sus cuartetos y tercetos, “luz solar”, y juntos amalgaman esa suerte de pugna entre el dolor por la pérdida y la esperanza del reencuentro, una pugna que el tiempo pergeña a nuestro paso, demasiado breve, por la vida.


Porque “la tierra es leve” y, en cambio, “el tiempo pesa”, Luis López Suárez firma estos cantos al amor ausente, ese que no puede recordar sin dolerse y al que no puede nombrar porque el silencio le vence, con la palabra viva, escrita, esa que alivia y que como memoria resiste, pues aunque al final “sueño y muerte son lo mismo”, no hay mejor manera de volver atrás “las albas, los ocasos” que compartir el dolor bellamente.

 

 Gregorio Muelas Bermúdez