La pasión según Dioniso
Pedro Juan Gomila Martorell
Ed. La Lucerna, Palma, 2016
Pedro
Juan Gomila Martorell (Palma, 1967) publica La pasión según
Dioniso, la tercera parte de su
tetralogía “Eidolon”, que comenzó con Arcadia
desolada (2013) y continuó con
En la tierra de Nod
(2015), y lo hace, como en las anteriores entregas, en la colección
Poesía de Ed. La Lucerna.
El
poemario se abre con un extenso y preciso prólogo de Alberto Chessa,
que titula “El gran criminal”, donde traza las grandes líneas de
la poesía del autor mallorquín, una poesía autobiográfica, órfica
y atormentada.
De
entrada sorprende el título, tan bello como expresivo, que adapta el
ciclo del evangelio a la pulsión del dios griego del vino y el
éxtasis, pero Dioniso también significa libertad frente a los
prejuicios. Y es que Pedro Juan Gomila Martorell encuentra la forma
idónea de transcribir el proceso vital y creativo de ese espectro
que tras cruzar la tierra de Nod se ve impelido a afrontar de nuevo
la realidad de un mundo a menudo adverso, adopta para ello los
recursos del género teatral para poner en escena su propio drama,
así el poemario se estructura en ocho escenas con sus
correspondientes acotaciones de lugar y movimientos de personajes.
Pedro
Juan Gomila Martorell representa su pasión a modo de monólogo
interior dramatizado, de él se desprenden múltiples lecturas
psicológicas y filosóficas, así la alargada sombra de Lacan y
Nietzsche parece gravitar sobre unos versos de una belleza excelsa y
agónica, capaz de remover la conciencia del lector pasivo, mediante
un discurso procaz e incisivo.
El
autor mallorquín se sirve del endecasílabo y el alejandrino para
poner en solfa la hipocresía de una sociedad “llena
de sombras que simulan cuerpos”, que “bailan,
cantan, ríen y se burlan”. Frente a ella se erige el héroe
que “apenas recubre su pecho desnudo/ con esa túnica suelta,
muy holgada/ del color del azafrán”. Así, con esa desnudez,
“carne profanada que maldice”, transita entre “ofensas,
escarnios y atropellos”.
Y
es que la poesía de Pedro Juan Gomila Martorell no deja indiferente
al lector por lo inhóspito y arriesgado de su propuesta, empeñada
en revelar una verdad oculta que busca la luz en la espesura de los
sentimientos más descarnados. A sangre y tinta, el poeta se mueve
entre el sueño de la redención y el estupor de la vigilia.
“Más
mío el corazón. Y es suficiente” así finaliza este tercer
canto de “Eidolon”, un poemario valiente, en ocasiones
deliberadamente desabrido, con notas de culteranismo y culturalismo,
que resplandece con el brillo del filo de un cuchillo. Unas
convenientes “Notas” en forma de glosario de significados y de
símbolos cierran un libro que no se agota en una sola
representación.
Gregorio
Muelas Bermúdez
No hay comentarios:
Publicar un comentario