domingo, 12 de mayo de 2019

Visiones del refugio azul. Anabel Úbeda Bernal

 
 


Visiones del refugio azul
Anabel Úbeda Bernal
Boria Ediciones, 2019
 
 
Visiones del refugio azul es la opera prima de Anabel Úbeda Bernal (Cartagena, 1994), antes la joven poeta había participado en la antología poética Siete menos veinticinco (Raspabook, 2017), coordinada por Antonio Marín Albalate. Publica Boria Ediciones, que dirige Luis Sánchez Martín, con ilustración de cubierta de Jesús Romero Toribio.

Tras un breve prólogo de Charo Serrano, el poemario se inicia con un “Preludio” que anticipa el tono y las partes del libro, que se divide en seis apartados, con los siguientes epígrafes: “Tránsito vigésimo”, “El pájaro caminante”, “Manos acompañantes”, “Hallazgos oníricos”, “Timbre y espejo” y “Encuentro”, donde cada uno es introducido por un poema en prosa que contiene su tesis y que la autora desarrolla en las cuatro o cinco composiciones que los integran.

En “Tránsito vigésimo”, Anabel Úbeda aborda el tema del amor “adolescente”, del despertar de la sexualidad al dolor de la infidelidad, pasando por las relaciones virtuales a través del blog o el chat, por donde la indolencia y la malquerencia acechan.

El pájaro caminante” es la metáfora del ave de alas rotas a la intemperie de los sueños frustrados o por cumplir, donde con cierta vocación de crítica social la poeta versifica diversas historias, como la de los músicos de Bremen, la visión del Guernica, los Felices Años 20 en “Charlestone” o las “falsas moradas” de “103 habitaciones” -de hoteles- lugar de “repostaje de sexo esporádico”.

Manos acompañantes” hace referencia al amor traducido en ese alguien que nos acompaña en el camino, aquí Anabel Úbeda hace gala de su capacidad onírica para componer poemas “que desarrollan su vuelo / sobre el agua inmortal / de salinas vírgenes”. Metapoesía y verso libre son el paradigma de un poemario que encuentra su vértice en “Bohemio”.

En “Hallazgos oníricos” encontramos tal vez a la mejor Anabel Úbeda, así los poemas “Inerte susurro de la creación” y “Descomposición del retrato de un guitarrista” suponen la madurez del estilo de la poeta murciana, que se confirma en el resto del libro, donde nos entrega su particular experiencia con la poesía, que le permite alcanzar la libertad.

El poemario se clausura con un “Epílogo” donde la poeta declara la bipolaridad del artista (“me desgarra este yo contra mí”), que se resuelve en duda. En definitiva, Visiones del refugio azul es el prometedor inicio de una poeta que tiene mucho que decir.
 
 
 
Gregorio Muelas Bermúdez



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