
El
rumano es una lengua de poetas, bebe directamente de Virgilio,
Horacio, Ovidio, Lucano o Marcial, no olvidemos que es la lengua
romance que más semejanzas conserva con el latín original debido al
profundo proceso de romanización de la antigua Dacia al pasar a
formar parte del Imperio tras la conquista del emperador Trabajo en
las Guerras Dacias (101-102 y 105-106). Un legado que fue preservado
hasta la llegada del gran poeta nacional, Mihai
Eminescu (1850-1889)
en el período romántico tardío, que marcaría las sendas por las
que habría de discurrir el rumano como lengua literaria y que
alcanzaría en la siguiente centuria su verdadero apogeo, siendo
lengua materna de algunos de los grandes escritores de la Europa
central, aún cuando gran parte de ellos decidieran adoptar una
segunda lengua para la escritura creativa, me refiero, sin duda, a
los de la diáspora: Paul Celan con el alemán, Tristan Tzara,
Benjamín Fondane, Vintila Horia, Eugene Ionesco y Emil Cioran con el
francés, y Mircea Eliade con el inglés. El caso más reciente es el
de la Premio Nobel Herta Müller, nacida en una comunidad
germanohablante de la región de Timisoara. No obstante, todos le
deben al país de los Cárpatos su verdadera esencia.
Pan
con poesía
De
puertas adentro, la Rumanía del convulso siglo XX fue objeto de una
intensa actividad literaria, donde la poesía llegaría a ocupar un
lugar primordial, hasta convertirse en el idioma para eludir la
censura durante la dictadura de Nicolae Ceaucescu, siendo fruto de
una evolución que se plasmaría en la obra de poetas de fama
europea, es el caso de Nichita
Stanescu (1933-1983) y
Oskar Pastior
(1927-2006) cuyas obras han trascendido fronteras, o, más
recientemente, de Ana
Blandiana (1942) y
Mircea Cartarescu
(1956), cuya celebridad y magisterio parece dominar el actual
panorama literario gracias al volumen de traducciones y distinciones
de los que han sido objeto en los países y las lenguas de su
entorno, un fenómeno al que España no ha sido ajeno, así lo
atestigua la cantidad de títulos que se vienen publicando en nuestro
país.
Poco
y mal conocida, la publicación de diversas antologías en
importantes editoriales han conseguido paliar este desconocimiento,
de todas ellas, tal vez la más significativa, y la más reciente,
por su interés y alcance, sea Miniaturas
de tiempos venideros. Poesía rumana contemporánea,
editada por Vaso Roto Ediciones en 2013, una edición bilingüe de
Catalina
Iliescu Gheorghiu
(Bucarest, 1966), Profesora Titular del Departamento de Traducción e
Interpretación de la Universidad de Alicante. Un volumen que reúne
las voces de veinte poetas vivos pertenecientes a distintas
generaciones y de primera línea, a saber: Ileana Malancioiu, Ion
Pop, Ana Blandiana, Nicolae Prelipceanu, Dinu Flamand, Adrian
Popescu, Liviu Ioan Stoiciu, Gabriel Chifu, Denisa Comanescu, Traian
T. Cosovei, Florin Iaru, Alexandru Musina, Ion Muresan, Marta Petreu,
Mircea Cartarescu, Ioan Es. Pop, Daniel Banulescu, Robert Serban, Dan
Sociu y Stoian G. Bogdan. La antología cuenta, además, con un
interesante prólogo de Petru Poanta que titula “La poesía rumana
contemporánea. Algunos hitos”, donde hace un recorrido por la
lírica de su país durante el siglo pasado.

Sin
duda, la poesía rumana ha concitado el interés de buena parte de la
crítica española y latinoamericana, si bien la publicación de su
obra suelta ha sido también escasa, con la excepción que ya
señalamos de Ana Blandiana y Mircea Cartarescu, que han visto como
sus obras más significativas han visto la luz en nuestro país de la
mano de importantes editoriales, sin ir más lejos, podemos citar sus
títulos más recientes, en el caso de Ana Blandiana El
sol del más allá y El reflujo de los sentidos
(Pre-textos, 2016) y Un
arcángel manchado de hollín
(Galaxia Gutenberg, 2020), ambos en traducción de Viorica Patea y
Natalia Carbajosa, y en el caso de Cartarescu los cuentos de El
ojo castaño de nuestro amor (Impedimenta,
2016) y la que tal vez sea su obra cumbre, Solenoide
(Impedimenta,
2018), ambos en versión de Marian Ochoa de Eribe.
Si
bien son los más populares, no son los únicos autores que han visto
su obra publicada en España, podemos citar otros casos más modestos
pero igual de prominentes: En
la cuerda de tender
(Linteo, 2012) de Dinu
Flamand;
la antología poética general de Lucian
Blaga
(Prensas universitarias de Zaragoza, 2010), a cargo de Darie
Novaceanu; o Regreso
del exilio
(Adamaramada, 2008) de Denisa
Comanescu.
En estos casos, en su mayoría, se trata de antologías, en contraste
con Blandiana y Cartarescu, que sí han podido publicar sus obras
individuales merced al favor de crítica y público.
Nichita
Stanescu
Capítulo
aparte merece un autor que simboliza la nueva generación de
escritores a partir de 1960, nos referimos a Nichita Stanescu
(Ploiesti, 1933-Bucarest, 1983), que llegó a ser candidato para el
Premio Nobel. En este punto cabría detenerse para comentar que el
rumano es, junto al catalán, la única lengua romance que aún no se
ha alzado con el prestigioso galardón de la Academia sueca de las
Letras, siendo en la actualidad Cartarescu uno de los candidatos que
suenan con más fuerza.
Nichita
Stanescu es uno de los grandes nombres de la literatura rumana de
todos los tiempos. La riqueza de su obra, entre la que destacan
títulos como Rojo
vertical,
Épica
magna,
Las
obras imperfectas
y Nudos
y signos
le valieron, a pesar del aislamiento que padeció en su país, un
amplio reconocimiento internacional (premios Herder y Struga en 1976
y 1982, respectivamente). En España se publicó en el año 2000 Once
elegías (La última cena),
en Ediciones del oriente y del mediterráneo, con traducción de
Ioana Zlotescu y José María Bermejo.
Horizontes
poéticos
Como
podemos observar, el interés por la poesía rumana ha sido creciente
en los últimos años, lo que pone de manifiesto la enorme vitalidad
de una poesía en plena efervescencia y que gracias a la labor de
traducción de Elisabeta
Botan,
autora de los poemarios Dimensiones
(Editorial
Seleer, 2012) y Egometría
(Editorial
Limes, 2016), está
más en boga, demostrando que más allá de la alargada sombra de
gigantes como Blandiana y Cartarescu hay toda una pléyade de poetas
de contrastada calidad y con un estilo propio y que Elisabeta Botan
se ha consagrado a dar a conocer en España a través de su blog,
“Orizonturi Poetice / Horizontes Poéticos”, y diversas revistas,
en especial Crátera,
donde actualmente ejerce como Delegada de la publicación en Rumanía,
a saber: Mircea Petean, Robert Serban, Virgil Diaconu, Angela
Gabriela Nache Mamier, Nora Iuga, Ioan T. Morar, Mircea Bârsila.
Gregorio
Muelas Bermúdez
Artículo publicado en el nº 8 de ACHTUNG!