domingo, 23 de febrero de 2020

Mapa físico. Jorge Ortiz Robla

 
 


Mapa físico
Jorge Ortiz Robla
Olé Libros, 2019
 
 
Merecedor del I Certamen Nacional de Poesía "Pintor José Lapasió", organizado por la asociación cultural Concilyarte y el artista que da nombre al premio, Mapa físico es el mapa de los afectos de Jorge Ortiz Robla, donde el prolífico poeta canario afincado en Catarroja, Valencia, realiza un viaje sentimental al pasado, recreando ciertos episodios de su infancia.

El volumen, bellamente editado por Olé Libros, grupo editorial que dirige Toni Alcolea y que en unos años se ha situado entre las editoriales punteras del panorama lírico actual, viene ilustrado, tanto en la cubierta como en el interior, con obra pictórica de José Lapasió Casamayor, artista que destaca por su particular estilo abstracto donde la fuerza de los colores y su combinación consigue reproducir la emoción de los versos en los que se basa, logrando una perfecta simbiosis que hace del libro un objeto de coleccionista.

Publicado en la magnífica colección "Imaginal" y dedicado a la memoria de sus abuelos,
Mapa físico, significativo título que alude a las plantillas escolares y que actúa como perfecta metáfora del paisaje y las personas con las que el autor tuvo un estrecho contacto en su infancia, cuenta a priori con un gran aliciente, el efectivo prólogo firmado por Ben Clark, y nunca mejor dicho pues el premio Loewe de 2017 estampa su rúbrica al final de su escrito para validar su opinión sobre un poemario donde, parafraseando el título de dicho prólogo: "La vida pasa, estable y sencilla".

El poemario se abre con cuatro significativas citas de poetas de referencia del autor: Juan Carlos Mestre, Julio Llamazares, Antonio Gamoneda y Ramón Campos Barreda, que marcan el latido de un libro que materializa el regreso al pasado del autor pues
«tan solo el presente nos concede el contenido».

Los poemas, treinta y cinco en total, se suceden sin división en partes, y señalan otros tantos momentos memorables de una existencia pausada, sosegada,
«la ciencia de la espera y la calma», que abre campo a la reflexión sobre el paso del tiempo y la inmutabilidad de los sentimientos y como es habitual en Jorge Ortiz, aderezado con una pizca de crítica social que reivindica otra forma de ver y conocer el mundo.

La vieja casa sita en la calle San Guillermo, 54, los veranos en Valderas, los panales de Aldearrubia la orilla del Cea o la calzada romana de Fuenfría tejen la luz del paisaje íntimo del poeta, “tierra de campos”, ese que se dibuja en su interior, en los recuerdos de una infancia de color “nata y fresa”, y lo hace de una forma sencilla, como la vida en aquellos años, que Jorge Ortiz recrea con serena nostalgia y que lejos de sentimentalismos apela a la conciencia del lector para recordarle que la vida pasa «como una columna trajana / hasta que se desmorona».

En su brevedad, libertad y efectismo resultan emotivas muchas composiciones, como la de despedida que dedica a su abuela Lucrecia o esa poética en miniatura que titula “Cornisas”:

«La poesía habita en las cornisas
oculta entre los filos,
posándose, como aves sin rostro,
hablándonos, contándonos
en el espacio que delimita
un robo al vacío.»

En conclusión, Mapa físico es el testimonio lírico de un autor que ama «las palabra más que las banderas» y que nos ofrece esta «madeja de recuerdos», un canto de celebración a las imágenes donde «el dolor precede a la gloria».
 
 
Gregorio Muelas Bermúdez



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