Instantes
de mariposa
José
Antonio Mateo
Instituto
de Estudios Modernistas, Valencia, 2002
José Antonio
Mateo es desde finales de los años noventa un poeta frecuente en los círculos
literarios de Valencia, además es socio fundador del grupo poético “Argila de
l´Aire”, con sede en el centro cultural de Almussafes. José Antonio publicó su
primer libro de poemas, Mundo azul (Colección
Senia), en 1999, antes, en 1997, fue galardonado con la primera mención de
honor del certamen poético “Fiesta de la Primavera”, organizado por “Amigos de
la Poesía” de Valencia. Desde entonces ha publicado el libro que nos ocupa, Alas de mariposa, en 2002, La casa donde duermen los relojes (Els
llibres de l´Argila) en 2009, y recientemente Poemas que mojó la lluvia (Editorial Neopàtria).
Publicado por
Editorial Instituto de Estudios Modernistas, que dirige Ricardo Llopesa, en el
número 63 de su colección “La Torre de Papel”, y con un prólogo de Ricardo Bellveser donde éste hace
un elogio a la brevedad y contención de un poeta guiado “por una cuestión de
temperamento”, que le emparenta al alicantino universal Juan Gil-Albert, Instantes
de mariposa certifica la capacidad de condensación de la palabra en una
poesía que se encuentra próxima a géneros como el epigrama o el aforismo y donde
su contenido bordea con el silencio pues esos instantes de mariposa, con sus
alas mojadas, no son otra cosa que tiempo huidizo, como los recuerdos que la
memoria sesga. Una memoria que deja una pátina de melancolía donde apenas los ojos/ me sirven ya para
llorar y la muerte/ estira más y más/
la sombra poderosa de sus dedos.
Los cuarenta
y dos poemas, por lo general breves, que integran este poemario se encuentran
divididos en cuatro partes, en la primera el peso de los sueños le cierra los
párpados mutilando el azul, y la
esperanza, de un mundo imperfecto, donde el silencio es veneno, pero también
antídoto contra la imprecisión de las
palabras. Sólo en la cara oculta de su luna el poeta, desnudo, puede soñar
primaveras en días grises de otoño.
En la segunda
parte, los brazos de la noche se adueñan de los versos y los sueños del poeta,
sobre el cual gravita la sombra de un silencio pesaroso, y la memoria se
materializa en recuerdos de una infancia donde la inocencia acaba superada por
la miseria y la soledad.
La tercera parte
es la más extensa y en ella el ayer, cubierto de nostalgia, y el miedo a la
muerte, pero también a la vida, le hacen seguir soñando para hallar toda la poesía oculta/ en los caminos del
silencio. Al amparo de la noche las sombras danzan ante la mirada del
poeta, que se refugia en el asidero de los sueños para evadirse de una realidad
que truncó demasiado temprano un ayer
que se presenta como enigma. Una profunda tristeza invade los poemas, de nuevo
la soledad acompaña el devenir del poeta, que se derrumba ante la impotencia de
poder darle voz al silencio de las lágrimas vertidas sobre la herida de tu ausencia, donde los recuerdos agonizan, como
la esperanza, en el páramo barrido por el viento de la noche. Se habla de
adiós, de despedida de la vida, y aunque la negrura de la noche lo envuelva
todo, el poeta se resiste a arrancar de su alma un sueño de amor pues siempre
hay un eco más allá, donde la tibia
sonrisa de tu luz/ será por siempre de mi sueño. Sólo el sueño es capaz de
conjurar el silencio, aunque finalmente sólo éste perviva.
Los cuatro
poemas que integran la cuarta y última parte rezuman un halo de romanticismo,
con el mar como telón de fondo se hilvanan con sosiego recuerdos tan frágiles
como el cristal, ahora el silencio es de hiedra y aunque la noche avanza, con
los ojos cerrados la ausencia se aleja.
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