La simetría de los
insectos
Jorge Ortiz Robla
Lastura, Madrid, 2014
Lastura ha apostado por un autor emergente, que
anteriormente había publicado un mini poemario titulado Mitocondrias en editorial Sloper, dentro de la revista literaria “La Bolsa de Pipas” número 87. Pero
Jorge Ortiz ya posee un currículum literario más que interesante con
colaboraciones en diversas antologías, algunas tan conocidas como Anónimos 2.1 y En legítima defensa. Poetas en tiempo de crisis (Bartleby Editores,
2014), además posee algunos reconocimientos a su labor como microrrelatista,
nos encontramos pues ante un autor con un futuro prometedor.
Jorge goza de una voz lírica muy personal, donde ya se
advierte un estilo propio que sabe combinar con acierto los más diversos
metros, haciendo gala de un sabio empleo del verso libre que le permite
alcanzar cimas expresivas: Mi corazón ,
una puerta abierta/ de par en par,/
pero toda puerta crea sombras,/ retales de oscuridad en las esquinas del
alma,/ como el agua que fluye bajo
las piedras.
Para enriquecer aún más el conjunto, el libro cuenta con
un magnífico prólogo de Joaquín Pérez Azaústre, sin duda uno de los pesos
pesados de nuestra lírica contemporánea, con premios tan importantes como el
Adonáis, el Loewe o el Jaime Gil de Biedma, que supone, sin duda, un
extraordinario aval.
Pero qué es La
simetría de los insectos, los más iniciados podrían suponer que se trata de
un tratado de entomología o una aproximación a esa belleza a la que alude la
simetría como rasgo de perfección, y estarían en lo cierto si en lugar de
insectos hablásemos de personas y la belleza demostrase poseer aristas, porque
en definitiva Jorge nos habla de la persona que mejor conoce, que es él mismo,
pero con un sentido plural y desde un punto de vista existencial y lo hace en
seis actos precedidos por un cuaderno de bitácora, en este sentido se podría
hablar de una estructura compleja, por lo inusual, y diáfana, por su
arquitectura, a un tiempo, y podemos afirmar su uniformidad, pues no nos encontramos
ante una mera colección de poemas, si no ante un conjunto del todo coherente
donde los poemas se suceden y ordenan de forma lógica para conformar un único
poema dividido en 45 partes, por lo general breves, que es el número de poemas
que componen el poemario.
El libro se inicia con un texto explicativo sobre los dos
tipos de simetría que se encuentran en la naturaleza: radial y bilateral, los
insectos, como nosotros, tienen simetría bilateral, y nosotros, insectos
kafkianos, siempre andamos buscando nuestra otra mitad, quién sabe si en el
espejo, si en el reflejo que nos devuelve el agua o en la persona amada.
Lo primero que llama la atención es la libertad
compositiva de los poemas, así la disposición de los versos sobre la página nos
aporta un significado metalingüístico, poseen un peso específico, en ese juego
de significantes y significados que es la poesía de Jorge Ortiz, donde articula
un doble discurso: uno que se hace eco de lo exterior y otro, que se expresa
entre corchetes, guiones o en cursiva, donde da voz a su mundo interior, a modo
de glosas o apuntes íntimos. Pero si hay algo que realmente destaca en su
poesía es su vocación de crítica social, sin duda, Jorge Ortiz se eco de las
injusticias que devoran nuestro mundo, podemos encontrar muchos ejemplos de
denuncia, pero siempre con una estética que ennoblece el discurso y que se
aleja del tono panfletario en que suele incurrir este tipo de poesía, un buen
ejemplo es el poema “Papel Kraft”: Amo
las bolsas de los supermercados/ y detesto las de las tiendas caras./ Su
rugosidad/ sus asperezas/ sus asas de cuerda, que me recuerdan a una soga./ La
hondilla que esposa el consumismo/ a nuestras muñecas.
Otro tema capital que Jorge aborda con sutileza es el
amor, el amor como ese reducto desde donde es más fácil ser y estar en un mundo
plagado de incertidumbres. Por tanto lo metalingüístico, la crítica y lo
emocional se aúnan en una poesía que trata de encontrar sentido y compartir una
manera de ver, sentir y actuar.
Con un lenguaje en apariencia coloquial y nada hermético,
que ausculta la realidad cotidiana para ir más allá de las apariencias, pero
que no desdeña un vocabulario tan rico como sugerente, Jorge Ortiz consigue dar
a conocer su mensaje, universal por los temas que trata, y verdadero por su
manera de decirlos.
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