miércoles, 5 de octubre de 2016

Retrato de Yevgeny Evtuchenko

 
 



Un poeta en Rusia es más que un poeta”, con esta frase proverbial se hizo célebre el joven poeta siberiano, de hecho fue el miembro más joven en ingresar en la Unión Nacional de Escritores Soviéticos, en 1952, con tan sólo diecinueve años. Su poesía social lo convirtió en uno de los ídolos de la generación de los sesenta o del deshielo, al hacerse eco de los anhelos de cambio y apertura hacia el régimen soviético.
 

Admirador de Pasternak, Yevgeny Evtuchenko siempre se ha considerado un continuador de Maiakovski, un poeta popular, del pueblo, capaz de llenar estadios deportivos con el vigor de sus versos. Se dio a conocer con el poema “Babi Yar” (1961): “No existe monumento en Babi Yar; sólo la agria ladera. Y tengo miedo.”; donde denunciaba la masacre de más de 35.000 judíos por las tropas nazis en un barranco próximo a Kiev, en dos días de septiembre de 1941.




La relación del poeta ruso con Latinoamérica ha sido larga y fructífera, es mítica su amistad con el poeta cubano Heberto Padilla, con quien se solidarizó tras su detención, juicio y exilio, y Pablo Neruda, además de ser el traductor al ruso de Raúl Zurita. Sus viajes por Cuba, donde fue guionista del documental Soy Cuba (1964), de Mijaíl Kalatozov, y Chile, en vísperas del golpe militar de 1973, fueron verdaderamente iniciáticos.
 
 
 


En 1997 Fondo de Cultura Económica publicó en México una amplia selección de su poesía y prosa bajo el significativo título Adiós, Bandera Roja. Evtuchenko es un poeta apreciado dentro y fuera de Rusia, de hecho obtuvo algunas de las condecoraciones más prestigiosas de la extinta Unión Soviética, como el Premio Estatal de la URSS en 1984 por su poema Mamá y la bomba de neutrones.
 
 
 
 

Alma libre en pro de la paz mundial, crítico con el gobierno de la Federación, y sobre todo, heredero de los grandes poetas rusos, Evtuchenko es un clásico vivo.


Gregorio Muelas Bermúdez



No hay comentarios:

Publicar un comentario