Romancero andaluz
Antonio Berlanga Pino
Editorial Círculo Rojo, 2015
La editorial almeriense Círculo Rojo publica Romancero andaluz, noveno libro del
escritor malagueño Antonio Berlanga Pino, un poemario que entronca con dos
anteriores, Belleza crepuscular y Atalaya de romances andaluces,
publicados en 2007 y 2009, respectivamente. Aquellos primeros intentos de
creación de romances culminan en el libro que hoy nos ocupa, un poemario que
tiene como motivo principal a su tierra, Andalucía, de ahí el título, y se
organiza en veintidós romances de gran variedad y riqueza.
En primer lugar cabe destacar el noble denuedo del
poeta de Álora al retomar una forma tradicional como el romance y proveerlo de
actualidad merced a los temas que trata, una decisión más que loable en estos
tiempos donde el versolibrismo imperante ha arrinconado a las formas clásicas,
así Antonio Berlanga somete su voz timbrada a un ejercicio de depuración
estilística para ofrecernos estas composiciones que se hacen eco de los más
variados temas, desde el drama y la mística al erotismo y la épica, sin olvidar
la crítica social.
El bibliófilo y erudito de historia y música clásica
Bernhard Frank firma la introducción del libro, un texto donde da cuenta de la
raigambre mitológica e histórica de un género que encuentra en Antonio Berlanga
Pino continuidad y emoción, pero desde una cierta heterodoxia, que le permite
dar un aporte personal al género.
Una nota del autor sobre su quehacer lírico y su
afán de hacer poesía actual con esta forma métrica que se remonta a los
cantares de gesta, da entrada a un poemario que se estructura en ocho partes
cuya temática fija el autor de antemano a modo de guía para el lector.
La obertura nos presenta a un personaje ligado a la
tradición malagueña, “El cenachero”, que llega a la ciudad de noche. Seis
“Romances dramáticos” componen la segunda parte, donde destaca la figura del
gitano Juan Vargas, aquí los ecos de Lorca son evidentes pero desde un punto de
vista diferente, también destaca la crítica a la violencia de género en la
“Maltratada andaluza”, y el largo romance, dividido en tres partes, “Martirio
de San Sebastián”. Málaga, Sevilla (Lebrija), Huelva (La Rábida), y Almería
(Desierto de Tabernas), son los paisajes donde se enmarcan estos romances,
donde el mar y la costa adquieren verdadero protagonismo. Dos romances
“Místico-carnales” integran la tercera parte, donde el cuerpo y el espíritu
alcanzan igual éxtasis, aquí Córdoba y Granada son los escenarios del gozo. Un
único poema, “Romance de la sorpresa” constituye la cuarta parte dedicada a la
épica. Llegamos a la quinta parte, que el autor asume como “Centralidad de la
obra”, donde brilla con luz propia el bellísimo “Romance del Guadalquivir”. La
sexta es la parte más extensa, la componen siete “Romances sociológicos” de
impecable factura, de nuevo Antonio Berlanga demuestra poseer un conocimiento
profundo de la materia, y de nuevo la elegancia del lenguaje cautiva y embelesa,
tomemos una estrofa como ejemplo:
La media luna
del Tajo
se cierra en
la noche larga.
Cerca, los
pasos azules
se ciernen en
la garganta.
Siguen
balcones opuestos
y sigue la
espera blanca,
alacenas de la
tarde,
la penumbra en
la manzana.
(Serranía de Ronda. El rescate)
La séptima
parte alberga dos romances muy interesantes por la actitud de crítica social
que el autor deposita en ellos desde el folclore, se trata de “Romance del
desafío” y “La salinera”. Llegamos al final, un epílogo donde un “Narciso” almeriense
ahoga su mirada en el espejo del agua, entre junco y arcilla sin margen.
De esta manera
Antonio Berlanga Pino culmina un amplio recorrido lírico por las tierras de su
amada Andalucía, desde Málaga a Cádiz pasando por Jaén, ocho provincias como
ocho son las sílabas que el autor maneja con ritmo y sabiduría, donde tradición
y modernidad, forma y fondo se reparten los versos con el decidido afán de
renovar una forma métrica con cinco siglos de historia.
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