Tinta china
Hilario Barrero
Cylea Ediciones, Segovia, 2014
Cylea Ediciones publica en el nº 3 de su colección
Cuadernos de Salima la nueva obra lírica del escritor toledano afincado en
Brooklyn, Nueva York, Hilario Barrero, con el título Tinta china. El volumen, de pequeño formato y enorme belleza, viene
ilustrado por el propio autor, que incorpora diez dibujos, incluido el de la
portada, donde hace gala de un estilo propio que entronca con el surrealismo figurativo.
Hilario Barrero es un escritor con una amplia
trayectoria, que ha cultivado con fortuna varios géneros literarios: poesía,
diarios, cuentos, con entregas tan interesantes como Libro de familia, Nueva York
a diario y Cuentos para Toledo,
respectivamente, además ha traducido a autores como Henry James, entre otros.
En Tinta china
reúne noventa y nueve haikus de gran diversidad temática, donde aborda la
estrofa japonesa con soltura e ingenio y apuesta por la tradición occidental
que parte de Octavio Paz, así sus composiciones bordean el aforismo con
elegancia y ritmo, sin desdeñar la retórica, un cauce donde se desenvuelve con sencillez
y precisión.
El poemario se inicia con un haiku a modo de poética
y se divide en cuatro partes o cuadernos donde las composiciones recogen
elementos de la naturaleza y se hacen eco de asuntos humanos. Una suma de ideas
con actitud zen: uno más uno es igual a uno más grande.
Así la primera parte, titulada “Calendario
perpetuo”, se compone de doce haikus que describen los meses del año, veamos un
hermoso ejemplo:
“La luz tan fría
se
condena de fuego
sobre
la nieve.” (Diciembre)
La segunda parte es la más extensa y bajo el título
“Aroma de eucalipto”, Hilario Barrero agrupa haikus sobre temas diversos donde
da una vuelta de tuerca a cosas tan cotidianas como el pan, un viaje o una
cita, pero donde también habla de la naturaleza, verdadera fuente de
inspiración de la tradición japonesa, aquí Hilario Barrero alcanza notables
aciertos, he aquí un bello ejemplo:
“En el
estanque
una
grulla de cal
blanquea
el agua. (Jardín)
En la tercera parte, que da título a todo el
conjunto, Hilario continúa auscultando la realidad con actitud crítica y
sentido del humor, de nuevo nos invita a reflexionar sobre aquello que nos
rodea, sin duda, sus haikus son una forma personal de interpretar el mundo.
Por último, en la cuarta parte, “Santoral ateo”,
Hilario agrupa diez haikus que dedica a la música (Florestán), la pintura
(Hopper) y la literatura (Garcilaso).
En definitiva, Hilario Barrero nos entrega un libro rico
en matices, que hará las delicias de aquellos que quieran acercarse al género
desde su vertiente más lírica. Un libro donde no faltan destellos de Oriente en
su visión de la naturaleza ni la gracia del senryu, forma a la que se aproxima
en ocasiones.
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