El primer día
Julio César Galán
La isla de Siltolá, 2016
Publicado
por Ediciones de La isla de Siltolá en el número 34 de su colección
de poesía, El primer
día es
el quinto poemario de Julio César Galán (Cáceres, 1978), profesor
en la Universidad de Extremadura, crítico literario y autor teatral,
y el séptimo del autor si tenemos en cuenta aquellos que ha
publicado bajo alguno de sus heterónimos (Luis Yarza, Pablo Gaudet y
Jimena Alba). Nos encontramos, pues, con un poeta con obra y
consecuencia, que desde la publicación de Tres
veces luz
(La Garúa, 2007) nos ha ido entregando su quehacer lírico con
vocación vanguardista y afán renovador, una actitud que encuentra
en el libro que nos ocupa su mayor hito.
Como
escribe Eduardo Espina en el comentario de contraportada, “en El
primer día
Julio César Galán revisa el acto de la escritura a mediados de la
segunda década del siglo XXI”,
en efecto, el poeta enfrenta al lenguaje con sus múltiples formas,
integrando el propio acto de la creación porque como ha manifestado
el autor “crear es interpretar y viceversa”.
Una
pertinente “Nota del autor” abre el libro y nos introduce en sus
claves compositivas, fruto de un intenso trabajo de investigación
sobre el lenguaje y su expresión escrita que se desarrolla en dos
períodos de creación poética: el de la escritura, entre 1996 y
2003, y el de la reescritura, hasta 2015. No es de extrañar que
Stéphane Mallarmé y Antonin Artaud, antecedentes de las
vanguardias, además de Juan Luis Martínez y David Rosenmann-Taub,
sean algunas de sus influencias manifiestas y abran el poemario con
sus citas.
Tres
libros conforman su estructura: “Para comenzar todo de nuevo”,
“Con orejas de trébol” y “Montoncitos de desnudez”. Títulos
verdaderamente significativos que ilustran la enorme capacidad
indagatoria del autor, febril e imaginativo, que asombra y
desconcierta y que, sin duda, supone un reto y un estímulo para
lector activo dado que el poeta extremeño pretende trasladar el
propio proceso de creación, que es el fin que busca, para hacer del
lector un actor crítico del poema, de ahí, tal vez, el título del
conjunto, eliotiano en más de un sentido, pues parece sugerir que en
el último empieza el primer día.
Nos
enfrentamos pues a una metapoesía que aspira a hallar el punto cero
de su escritura a través de infinidad de formas y recursos en un
ejercicio de reconstrucción de la modernidad, enumeremos las más
características: práctica ausencia de los signos de puntuación
(excepto los dos puntos y los suspensivos siempre que sean
significativos); versos tachados, glosas al margen, notas a pie de
página, lenguaje iconográfico, inserción de onomatopeyas, empleo
de diferentes tipos y tamaños de letra, guiones a modo de diálogo
donde el autor conversa con sus alter ego, espacios dejados en blanco
como en “Oda al blanco casi”. Pero también el uso expresivo de
la cursiva, la inclusión de fragmentos en inglés y en prosa o un
bien dosificado y justificado culturalismo donde se dan cita desde
Lope de Vega a Jackson Pollock, pero también cineastas, como David
Lynch o Tim Burton, y músicos, como Van Morrison.
Sin
duda la poesía es un género híbrido, capaz de albergar las más
diversas formas hasta conformar un todo inclasificable, pero no acaba
ahí la cosa porque El
primer día es
mucho más, es, en definitiva, un compendio de lo mejor de su autor.
Aunque el estilo de Julio César Galán puede resultar en ocasiones
críptico, es, ante todo, un discurso coherente, que se nutre de
múltiples rasgos, así, en ocasiones, deviene aforístico, veamos un
espléndido ejemplo: “le daremos a la derrota la parte de victoria
que tuvimos”.
Pero
si algo nos muestra Julio César Galán es su proceso de elaboración
del poemario, de ahí que todos los recursos que articulan el
discurso final sean elevados al mismo nivel que el propio discurso
porque son parte esencial de él, sólo por ellos se es capaz de
“comprender” todo el conjunto, ese irse haciendo, deshaciendo y
rehaciendo queda plasmado en las numerosas notas y glosas que pueblan
el libro, siempre a la altura de los versos que inspiran, reproduzco
un bello ejemplo:
[U7]
Cuando
tengas un
hijo
y mires estos
campos
te dirás: "El
monte
está peinado
de
olivares y en los
oteros
las alturas
y
las luces hacen
encaje
de bolillos".
El
primer día
es un poemario sofisticado pues nos encontramos con un ensayo poético
o con una poesía ensayística donde el autor no duda en poner de
relieve el origen y las fuentes de su escritura, así a lo largo de
la lectura podemos asistir al “extásis de momentos” que
conforman la creación en una especie de juego metapoético que
culmina en “el instante en que el autor termina el libro”.
Sorprende
que una edición tan sencilla albergue un poemario tan complejo, tan
rico en matices, tan polifónico, que desde el mismo título parece
remitir a la capacidad de reinvención, de reconstrucción, a la que
nos invita su sugestiva lectura. Enhorabuena a Julio César Galán
por dar un paso hacia delante y anticipar una nueva época “y un
final feliz...”.
Gregorio
Muelas Bermúdez
Reseña publicada en el nº 2 de CRÁTERA Revista de crítica y poesía contemporánea
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