Roma Eterna. La caída de Roma I es la primera entrega de la trilogía que su autor, Marcos López Herrador, dedica a la época de decadencia del Imperio Romano, al menos en su parte occidental pues la oriental, que se conocerá posteriormente como Imperio Bizantino, perduró, aunque de forma cada vez más menguante, mil años más. La segunda, Jaque al Imperio. La caída de Roma II (Sekotia, 2021), vio la luz con tan solo unos meses de diferencia, y la tercera, Los últimos días. La caída de Roma III anuncia su lanzamiento para el mes de septiembre. Con este ciclo de novelas el escritor de Úbeda afincado en Madrid arroja luz sobre uno de los periodos más complejos, y desconocidos, de la Antigua Roma: el último tercio del siglo IV y la primera mitad del V de nuestra era.
López Herrador nos ofrece un relato extenso donde la narración se mueve con soltura por la amplia geografía de un Imperio acuciado por múltiples problemas, tanto internos, con el conflicto religioso entre católicos y arrianos, como externos, con la presión en las fronteras de los pueblos bárbaros, sobre todo los godos. El autor recrea con precisión, gracias a una esmerada documentación, el ambiente de la época y nos presenta a toda una galería de personajes, unos reales y otros ficticios, entre los primeros destaca Fritigerno, líder de los greutungos, y el comes Lupicino, y entre los segundos el godo Róderic y el romano Lucio. Todos se desenvuelven en situaciones sabiamente reconstruidas gracias a una prosa narrada en tercera persona, impecable en su hechura, que resulta vibrante en las escenas de acción, como la carrera de cuadrigas en el célebre Hipódromo de Constantinopla y el desastre del emperador Valente frente a los visigodos de Fritigerno en los campos de Adrianópolis, y serena y elegante en las de intriga política y otras de mayor introspección.
De
esta manera Marcos López Herrador consigue ilustrarnos sobre este
convulso periodo, amenizando la lectura mediante el hilado de
diversas subtramas, tanto en la parte oriental como en la occidental,
con un peso mayor de la primera, que irán avanzando en paralelo
hasta confluir en el verdadero punto de inflexión del Bajo Imperio:
la batalla de Adrianópolis, en el año 378, donde las tropas de
Valente, a la sazón emperador de la parte oriental, serán
derrotadas por los visigodos de Fritigerno, acabando con la vida del
propio Valente, en uno de los mayores desastres militares de la
milenaria historia de Roma, solo comparable a los de Cannas (216 a.
C.) o el bosque de Teutoburgo (9 d. C.).
Con
esta serie, Marcos López Herrador se suma a la nómina de autores
capaces de transportarnos a uno de los periodos más cruciales del
pasado y lo hace de una forma amena y didáctica, que no solo hará
las delicias de los aficionados al género sino que también cumplirá
las expectativas de cualquier buen lector.
Gregorio Muelas Bermúdez
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