Bajo la luna de Kislev
Mila Villanueva
Lastura, Ocaña, 2015
Publicado por Lastura en la Colección Concilyarte, Bajo la luna de Kislev es el cuarto
poemario de la escritora y gestora cultural Mila Villanueva. Esta poeta gallega
es un referente de la poesía japonesa en Valencia, ciudad donde reside, de
hecho sus tres libros anteriores son colecciones de haikus: Na Distancia (Taller del Poeta, 2010), La Luz de agosto, en coautoría con
Orlando Jorge Figueiredo (Concilyarte, 2011), y A la luna de Valencia (Lastura, 2014). Mila ha participado también
en numerosas antologías, como PoeMARio
(Taller del Poeta, 2010), Esta palabra
mía (Republicanos de Rocafort, 2014), Y
era por mayo (Lastura, 2014), Angrois
(Amigos del Camino de Santiago, 2014) y Un
viejo estanque (Comares, 2014).
Nos encontramos con una autora con obra y
consecuencia, que desde la presidencia de la asociación cultural Concilyarte se
ha convertido en una gran animadora de la vida cultural en Valencia, coordinando
exposiciones de pintura, fotografía y poesía visual, y organizando numerosos e
interesantes recitales en lugares emblemáticos de la capital del Turia.
El poemario que nos ocupa cuenta con un extenso y
bello prólogo de Antonio Praena, una de las voces más destacables del panorama
poético nacional. Bajo el título “La inocencia de la Luz”, Praena nos introduce
en el tema del poemario: Jesús de Nazaret a través de algunos episodios
significativos de su vida, recreados en verso por la ingeniosa pluma de Mila
Villanueva. Como bien señala Praena éste es un
libro valiente pues no es usual en la lírica de nuestros días encontrar un
libro que verse sobre los Evangelios de una forma sencilla y profunda, con una
mirada inocente y una humildad realmente admirable. Nos encontramos pues ante
un libro de poesía mística con un mensaje de hondo calado.
Bajo
la luna de Kislev, cuyo título alude a la luna en la que
algunos estudiosos han datado el nacimiento de Cristo, está compuesto por treinta
y tres poemas, que son los episodios que Mila Villanueva ha elegido para recrear
un tiempo donde el milagro formaba parte de la vida cotidiana. Así se suceden
con sabia longitud varios milagros poetizados con elegancia, es el caso de la
gestación de Jesús en el vientre inmaculado en “Isabel”, la aparición del
cometa como signo de buen presagio en “Pastoreo”, o el alumbramiento en
“Natividad”. A continuación se aborda la sorpresa de varios personajes ante la
visión del Nazareno, es el caso de Simón, María Magdalena, María o la
Samaritana. Conmovedores son los poemas que dan cuenta de otros milagros, como aquel del caminar sobre las aguas en
“Pasos”, la sanación de los pies de “El paralítico”, el regreso al mundo de los vivos de “Lázaro”
o el alivio de las llagas del cuerpo de “El leproso”. Le siguen los días y los
gozos de las obras de Jesús en el monte Tabor, entre los olivos y a orillas del
lago. Todo nos conduce en una sucesión cronológica de los hechos a los últimos
poemas, que dan cuenta de la Pasión de Cristo, son poemas de una gran densidad
expresiva y con un empleo magistral de la elipsis, he aquí varios ejemplos: Fue tan sólo un segundo, /mas tan hondo de cordura, /un segundo tan vivo,/ que abrió de par en par/ las puertas de la
luz/ cuando caía ya la noche/ en el Monte Calvario. (“Dimas”); Tú mismo/ partido y repartido/ y siempre
uno/ entre nosotros. (“El reparto”); o ese terceto final, genial
colofón de una vida entregada a los otros,
en “Noli me tangere”: Él ha vuelto, está
aquí,/ tan verdaderamente cerca,/
que jamás podrás verlo ni tocarlo.
En definitiva, Mila Villanueva demuestra poseer una
fe inconmensurable en el poder sanador de la palabra en un poemario inusual por
su propuesta, alejada del mundanal ruido, que nos ofrece algo muy necesario
para sobrevivir en un tiempo de crisis: serenidad y esperanza.
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