Dragoste y Los finales y los sueños
Julia De la Rúa
Araña editorial, Valencia, 2012
Araña editorial publica en el número 2 de su
colección “La Bella Araña” el volumen Dragoste
y Los finales y los sueños de la escritora, poeta, editora, artista
plástica y activista cultural Julia De la Rúa, un libro bellamente editado que
reúne los dos primeros poemarios de la autora, publicados en 1998 y 1999
respectivamente, en la editorial madrileña Bernal.
En perfecta simbiosis con los poemas del libro,
encontramos las ilustraciones de carácter surrealista del artista mexicano Luis
Enrique Pérez Ostoa, que se imbrican en el contenido de tal modo que resulta
difícil deslindar asunto y dibujo, pues Pérez Ostoa consigue traducir en
imágenes los pensamientos de Julia. A esta estrecha colaboración rinde Julia unas
palabras al comienzo del libro, precedidas de otras, esta vez de Pérez Ostoa,
sobre su trabajo en Dragoste.
Dragoste
significa “amor” en rumano y he aquí el asunto y materia del poemario, que
sintetiza en sesenta y siete composiciones, sin división en partes, la
experiencia personal de un sentimiento tan vital como contradictorio. Desde el
largo poema en prosa inicial, titulado “Esencia de mujer”, hasta el tríptico
final que aspira a recuperar el amor perdido a través de los lugares donde estuvimos juntos, Julia De la Rúa derrocha pasión
a raudales (“Amor éxtasis”) sin obviar la dimensión espiritual pues cuerpo y
alma son dos partes integrantes de una misma esencia que siente y piensa. De la
Rúa hace uso del verso libre, con un ritmo en ocasiones asonantado, para dar
rienda suelta al torbellino de sentimientos que le provoca la presencia o
ausencia del ser amado.
En Los finales
y los sueños los versos se dilatan en treinta composiciones dedicadas a su
hijo Enrique, donde abarca ese todo que es su mundo y donde también se hace eco
de las injusticias sociales, de nuevo nos hallamos ante una amalgama de
sentimientos donde prevalece el sabor
agridulce de la nostalgia, del barrio abandonado, de la infancia, de la
persona amada, sin duda, este poemario da cuenta de un proceso de cambio vital,
un punto de inflexión de una artista que camina hacia la madurez, que va del
intimismo de Dragoste hacia la
apertura al exterior que experimenta en Los
finales y los sueños, por tanto un tránsito de la sensación a la reflexión.
El poemario culmina con un largo poema dividido en ocho partes, “El sueño junto
al mar”, donde el sueño se hace recuerdo que lucha por mantenerse a flote para
no sumergirse en el olvido. Pasión y sinceridad, es lo que nos ofrece Julia De
la Rúa en un libro apto para mentes inquietas.
Siempre agradecida a tus palabras por ser poeta que admiro. La poesía es la vida,sin ella somos humanos incompletos. Un abrazo Gregorio.
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