sábado, 18 de enero de 2020

El pulso almado. Marcelo Díaz

 
 


El pulso almado
Marcelo Díaz García
Ediciones Intrépidas, 2018
 
 
Ediciones Intrépidas publica El pulso almado, del escultor y poeta Marcelo Díaz García (Villasequilla, Toledo, 1950), un volumen de artista, de esos que se ofrecen a la vista y al tacto, donde los poemas dialogan con las ilustraciones de las piezas labradas en madera por el autor afincado en Vila-real (Castellón), veinticuatro composiciones líricas que ponen voz a las vetas de otras tantas obras matéricas, contando el anverso y el reverso de la pieza que figura en la cubierta, donde podemos apreciar el elemento de color blanco que a modo de metáfora «en sosiego» se inserta casi en su centro.

El libro, de formato cuadrado y contratapas que reproducen la textura de la madera pulida, y cuyo título alude al pulso del artista a la hora de ejecutar su obra con el alma entre los dedos, se abre con un extenso prólogo bilingüe, en catalán y en castellano, firmado por Josep Anton Soldevila, que con el rótulo “Marcelo Díaz, el arte y el conocimiento”, describe el impulso y la mirada de un artista antidogmático, que se expresa con una radical libertad compositiva sea cual sea la materia prima sobre la que elige trabajar, papel o madera, pues tras cada palabra y su disposición en el poema, y tras cada hendidura y su proporción en el leño, hay una idea que en su conjunto forma un pensamiento crítico, un discurso verdadero. Marcelo Díaz tiene la facultad de devolver la vida a lo que estaba muerto y es que el arte, en cualquiera de sus manifestaciones, es una forma de resurrección.

Formas, colores y texturas se entrelazan con los versos para desatar lo atado, para hablar «aunque no pronuncies», para ser lo que se ha sido y alcanzar el otro lado. Naturaleza y ser son los puntos de partida y de llegada del artista toledano, que por el camino va creando belleza, formas líricas que se superponen para generar un nuevo significado, en este sentido se podría decir que Marcelo Díaz labra con la pluma y esculpe los poemas, dando lugar a una poesía de tono vanguardista, casi rupturista y en apariencia hermética, donde los vocablos se desplazan o dilatan su sentido con la precisión de quien domina las técnicas con las que vuela «sobre la tierra escrita con caminos / sobre el mar huido y mensajero».
 
En definitiva, Marcelo Díaz nos ofrece una experiencia visual sobre un fondo blanco, donde el negro de la palabra impresa y los diversos tonos de marrón de la madera expuesta donan su mensaje: «La vida es un instante infinito».
 
 
Gregorio Muelas Bermúdez



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