martes, 23 de febrero de 2021

La voz sobre las aguas. Jorge Pérez Cebrián

 



La voz sobre las aguas
Jorge Pérez Cebrián
Valparaíso Ediciones, 2019


A punto de publicar su segundo poemario, La lumbre del barquero, bellísimo título que verá la luz muy pronto en Olé Libros, el joven vate valenciano Jorge Pérez Cebrián (Requena, 1996) ya nos ofreció una buena muestra de su talento en su opera prima, La voz sobre las aguas, publicada en la prestigiosa colección de poesía de Valparaíso Ediciones, dirigida por Federico Díaz-Granados.


El poemario, que prescinde de citas liminares y de prólogo, se presenta sin división interna en partes, es decir, como un continuo conformado por veintitrés poemas de ritmo imparisílabo, con predominio del endecasílabo y múltiples referencias culturales, que dan fe de la extensa formación de su autor, no hay más que ver su destreza en el manejo de las estructuras clásicas, como en los tres sonetos de rima consonante -“Un reloj”, “El inmortal” y “Ragnarök”- que jalonan el libro. Todo en él destila elegancia, presteza, puro lirismo, sucede incluso con los títulos de algunas composiciones: “Not with a bang but with a whimper”, “Jardín casi amorosamente oscurecido por la proximidad de la lluvia” o “Súbita imagen de la vigilia interrumpiendo el sueño”.


El libro se abre con un verso portentoso: “Pero la tierra a nuestra espalda no nos ha enterrado”, que nos advierte del tono elevado del conjunto. En efecto, los temas que Jorge Pérez Cebrián aborda a lo largo del discurso son de orden metafísico, donde los intransitivos ser y estar son verbos trasminados por el paso del tiempo, y donde la naturaleza, sin embargo, ocupa un espacio privilegiado, veamos algunos esplendentes ejemplos: “la rama del granado / temblando en tus pestañas”; “verás la flor que arde entre las aguas”; “Una cigarra canta en una roca // Una nube / se quiebra entre dos rumbos”.


En conclusión, en La voz sobre las aguas el lector avezado encontrará el primer testimonio lírico de un poeta que a pesar de su juventud demuestra poseer una voz madura, hecha en el fuego lento de la lectura meditativa. Leyendo este poemario uno no comprende por qué se califica a su autor de promesa cuando está asistiendo a un verdadero triunfo.



Gregorio Muelas Bermúdez



2 comentarios:

  1. Magnífica reseña para un poemario magnífico de principio a fin.

    ResponderEliminar
  2. ¡Muchas gracias, Carmen! Hay que seguir la trayectoria de este joven poeta.

    ResponderEliminar