domingo, 28 de febrero de 2021

Los versos existencialistas de Benjamin Fondane

 




Considerado en vida como el más importante poeta judío, Benjamin Fondane, nacido en 1898 como Benjamin Wechsler, pertenece a la nómina de escritores que pasaron por el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, pero a diferencia de los célebres Primo Levi (Si esto es un hombre), Victor Frankl (El hombre en busca de sentido) e Imre Kertész (Sin destino), el también filósofo, ensayista y dramaturgo rumano -de Iasi, que fuera capital del antiguo Principado de Moldavia, aunque acabó adoptando la nacionalidad francesa en 1938- acabó sus días allí, en una cámara de gas. Prisionero de guerra tras la ocupación nazi de Francia, donde había emigrado en 1923, fue liberado por padecer una úlcera de estómago y poco después se unió a la Resistencia pero el 7 de marzo de 1944 es arrestado por la polícía colaboracionista. Serán sus amigos Emil Cioran y Eugene Ionesco quienes tratarán de liberarle hasta en dos ocasiones pero Benjamin se negó aduciendo que no quería dejar sola y afligida a su hermana Line, y acabó siendo entregado a las autoridades nazis, que lo deportaron al infausto campo de la muerte. El 3 de octubre el “gran poeta nacido para cantar la Felicidad”, como rezaba en una de sus composiciones, moría asesinado, tenía 46 años. Atrás dejaba una importante obra literaria y, sin duda, una de las más lúcidas de su tiempo.



Grégoire Michonze (Michonznic) (1902-1982)
Portrait of Benjamin Fondane
Paris, c.1943


De entre toda su producción tal vez sea su poesía la menos conocida en nuestro país. Recopilada en Francia bajo el título general de Le mal des fantômes (Éditions Verdier, 2006), ha sido traducida al castellano por Jorge Segovia y editada por primera vez en España por Maldoror Ediciones en 2010 como El mal de los fantasmas. En efecto, este volumen reúne la totalidad de su obra poética (Paysages, Ulises, El Éxodo[Super flumina Babylonis], Titanic) tal y como había sugerido el propio Fondane en una carta a su mujer, enviada desde el campo de detención de Drancy en 1944, poco antes de morir.


Cada uno de los poemarios que lo integran van marcando las etapas de su vida: el pueblo rumano, con sus campos y sus judíos, que parecen extraídos de un lienzo de Marc Chagall; el desgarramiento del viaje, su condición de exiliado; el clamor de una desesperación premonitoria que ya en los años treinta anunciaba “La Catástrofe” o Shoá, término hebreo para el Holocausto; y el refugio en la Biblia, no para encontrar consolación sino puro entendimiento.



Fondane escribió la primera parte de su obra poética en rumano -ya entonces era, junto a su amigo Ilarie Voronca (1903-1946), uno de los poetas más notables de su generación- antes de pasarse definitivamente a la lengua de Rimbaud a partir de su llegada a París, anticipándose unos años a sus compatriotas Eugène Ionesco y Emil Cioran. En la capital francesa abandonará su estilo expresionista influenciado por los movimientos de vanguardia, sobre todo del surrealismo y el dadaísmo, de los que, sin embargo, adjuraría posteriormente, llegando a posicionarse en contra de André Breton por el viraje de éste hacia el comunismo. Y es que Fondane no toleraba los totalitarismos, ni siquiera los estéticos.


Sus lecturas de Nietszche y Kierkegard, y sobre todo del filósofo ruso Lev Shestov (1866-1938) exiliado en París y del que Fondane acabaría siendo su único discípulo, hicieron que su singular voz evolucionara hacia un existencialismo, como veremos, muy personal. Las ideas de Shestov, uno de los pensadores más influyentes del siglo XX, debieron causar una honda impresión en la sensibilidad lírica de Fondane, que desde entonces plasmará su angustia por la ausencia de Dios en la cultura racionalista de la Europa de la época, marcada por el positivismo.


Y es que el existencialismo impregnó todas y cada una de las facetas artísticas del escritor, de él decía Cioran que era “un ser superior, mejor y más auténtico que Sartre y que Camus”, y es precisamente esa autenticidad, su conciencia malheureuse, la que más destaca en sus versos. Para muestra este poema, que es una versión del Nobel chileno Pablo Neruda y que vio la luz en el volumen 44 poetas rumanos, que editó la argentina Editorial Losada en 1967.


PERO EL HOMBRE, DÓNDE ESTÁ EL HOMBRE?1

... pero el hombre, dónde está el hombre?
el hombre ríe- y saluda el mediodía de la sangre
y se sorprende por haber llegado tarde a su propio encuentro.
los intestinos de la ruta le hinchan el corazón
dónde irás? dónde irá?
los niños le arrancan los riñones hoja por hoja
lo toman como blanco de las nuevas palabras
quieren devorar hombre
pero él se oculta bajo los párpados de sus músculos
desnudo como aquellos peces de los cuales sólo se pesca el brillo
se zambulle en el sueño
helo aquí lleno de sueño fosforescente
el silencio lo sigue con su lámpara
el espíritu con una mancha de grasa
pero un alba irreal
allí peina el mar su cabellera
el hombre se desboca como un lebrel de caza
y es siempre más profundo
acaricia las mejillas de la fuerza que desata
signos y jugos
con su ausencia lo asusta esta riqueza
arroja a plenas manos los pájaros
soledad donde los barcos se retiran a morir
quién eres tú, quietud, cuál es el olvido
que debe sentarse sobre nuestras rodillas
qué gran trozo de tierra sumergir en silencio
qué escogeremos de la vida malvada o de la muerte
a quién matar?
deseo deja libre mi pie de tu trampa de lobos
basta de esos espejos donde se envilece el desnudo
la fresa no es más que la vena abierta de la piedra
las fuentes se verifican por la fe
la Primavera también vendrá para hablar a las masas
-dadme, dadme otra cosa-
tanto objeto imprevisto y mineral
a los cuales colocar nombres suficientemente oscuros
nacientes crecientes nuevos
dadme dadme otra cosa
por ejemplo
una fe nueva simple y ferruginosa
una lengua nueva dentífrica y mineral
una nueva muerte es lo que os digo.


La poesía de Fondane es un grito contra la finitud humana y el racionalismo abstracto, que amenazan la existencia individual, una poesía que clama a un Dios ausente, impasible frente a la violencia de la historia, en definitiva he aquí una poesía rebelde, inconformista, que clama contra cualquier tipo de alienación, política o moral, que transforma a los individuos en fantasmas, en víctimas de un desastre que el autor intuía como inminente.

1 Tomado de “Poetas Siglo XXI”: poetassigloveintiuno.blogspot.com; Fernando Sabido Sánchez (editor).



Gregorio Muelas Bermúdez



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