jueves, 15 de septiembre de 2016

Esfera de luz. María Barceló Chico

 
 


Esfera de luz
María Barceló Chico
Pre-Textos, Cox, Alicante, 2014
 
 
Esfera de luz, con este bello título se presenta María Barceló Chico, que nos entrega un primer poemario de una madurez envidiable, con el que obtuvo el Premio “Villa de Cox” de Poesía, correspondiente a la convocatoria de 2013. Un sobresaliente debut que edita Pre-Textos en su impecable colección de Poesía.

Pero María Barceló ya había dado evidentes muestras de su valía en prestigiosos certámenes poéticos, como el Gerardo Diego, siendo finalista en las ediciones XXVI y XXIX, y también de la XXX edición del Premio Leonor de la Diputación Provincial de Soria.

La autora alicantina toma el título de un verso de Antonio Gamoneda, que abre el libro a modo de cita. A continuación se despliega en dos grandes apartados con un breve poema introductorio, que titula “Invocación” (de la claridad).

Una cita de Luis Cernuda inicia el primer bloque, “Encuentro con la sombra”, donde la autora muestra las señas de identidad de su poesía: brevedad, concisión y precisión. María Barceló entabla un diálogo con la luz y la sombra, entre el silencio y la palabra. Así la oscuridad y la claridad, íntimamente ligadas al olvido y la memoria, adquieren un peso superior que determina el significado profundo del poema donde “fragmentos de luz/ golpean la noche”.

Hacia la luz” es el título de la segunda parte y sintetiza la aspiración de los versos en amanecida, unos versos que buscan “más allá del espejo” (roto) el “secreto más hondo”, aquel que brilla “con clara luz/ en mitad de la noche”. María Barceló cita a José Ángel Valente y discernimos el esencialismo del poeta orensano al fondo de unos poemas limados hasta el extremo, que hacen bueno el consabido aserto de que en poesía menos es más. La poeta alicantina decanta con convicción, desposeída, su mensaje para perderse y reencontrarse desnuda más allá de la incertidumbre, en el camino hacia la luz, a la intemperie.

Pero también hay lugar para la emoción y la gratitud, como en el poema “Alegría”, que dedica a su mentora Elena Escribano Alemán, excelente docente y notable poeta. Nos encontramos, pues, con un poemario profundo e intenso, que anhela la luz del conocimiento en un mundo transido de silencio, de olvido, de sombra.
 
 


Gregorio Muelas Bermúdez
 




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