viernes, 9 de septiembre de 2016

La tumba. Kostís Palamás

 
 


La tumba
Kostís Palamás
Point de Lunettes, colección Romiosyne, Sevilla, 2015
 
 

La Colección Romiosyne de la editorial Point de Lunettes publica en su número 4 un clásico de la poesía griega, La tumba, de Kostís Palamás (1959-1943), vertido por primera vez al castellano gracias a la labor de Juan Antonio Pérez, Juan Francisco Reyes y José Manuel Ruiz, en una cuidada edición bilingüe, con un prólogo de Francisco Javier Ortolá Salas sobre el autor.

Conocido por ser el autor de la letra del Himno Olímpico, Kostís Palamás fue un verdadero pionero y es considerado uno de los grandes renovadores de la lírica griega contemporánea, así su elección del griego demótico (dimotikí), la lengua del pueblo, para escribir su obra abrió un nuevo camino de expresión, que seguirá la mayor parte de los poetas posteriores hasta nuestros días.

Publicada en mayo de 1898 con motivo de la prematura muerte de su tercer hijo, Alkis, acaecida tan sólo unos meses antes, por meningitis, a los cuatro años de edad, La tumba es un conmovedor treno (thrênos) elegíaco, compuesto en versos heptasílabos propios de la canción popular, un lamento en el que también se hacía eco de la difícil situación del país.

Un hecho tan lastimoso tan sólo podía hallar consuelo en el Verbo y en la creación, pero la palabra no puede traer consigo la resurrección, solo el recuerdo del amor como evocación poética del pasado. Si la poesía es un lúcido ejercicio para exorcizar el dolor, La tumba es uno de los ejemplos más acabados, así se expresa el poeta en uno de los poemas más emocionantes del libro:


Durante el viaje al que te lleva
el negro caballero,
cuídate de no coger nada
que provenga de su mano.


Y si tienes sed
en el mundo subterráneo
no bebas del agua de la negación,
pobre hierbabuena cortada.

No la bebas, o nos olvidarás
por siempre, por toda la eternidad;
esparce señales
para no perder el camino,


y como eres pequeño
y liviano como un golondrina,
y no resuenan armas
en tu cinturón de bizarro,


mira y búrlate
del sultán de la noche,
huye lenta, furtivamente
y regresa aquí arriba,


y en tu hogar abandonado,
a tu regreso, querido nuestro,
¡hazte soplo de aire
y bésanos con dulzura!
 
 
 
 
 
 
 
Gregorio Muelas Bermúdez
 
 

 
 

 




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