Arqueología de un milagro
Jesús Aparicio González
Ruleta Rusa Ediciones, 2017
Jesús
Aparicio González (Brihuega, Guadalajara, 1961) publica su undécimo
poemario, Arqueología
de un milagro, en
Ruleta Rusa, una bella edición con una sugerente imagen de portada
de Pablo Aparicio Resco, que combina tres elementos harto
significativos: un fósil, un gorrión y las piezas de un puzzle.
Este
poemario confirma la madurez expresiva alcanzada por su autor en sus
anteriores trabajos, La
papelera de Pessoa/ La luz sobre el almendro
y La paciencia de
Sísifo,
ambos publicados por Libros del Aire en 2012 y 2014, respectivamente.
Tras
la cita inicial de Basilio Sánchez, que inspira el título y parece
definir su aspiración de alcanzar “el milagro fecundo, luminoso,
de unas pocas palabras”, nos encontramos con setenta y ocho poemas,
sin división en partes.
Inicia
el libro un “Prólogo en azul” que es toda una declaración de
intenciones: “Ensaya un himno/ que cante a esas nubes que pasaron”.
A lo largo del poemario se concitan variados temas, como la piedad en
“Volver”: “perdonar es dejar una página en blanco”; la
invitación a una tregua con la tecnología y el asfalto en aras de
una necesaria reconciliación con la naturaleza en “Las afueras”;
o el tiempo y sus adverbios en “Predicciones”: anteayer, hoy,
ayer, ahora, mañana. Pero si hay un tema capital ese no es otro que
el milagro que engendra el verso, “como germen de trigo”, contra
la rutina y el tedio de los días arrancados al calendario. A ese
milagro y su origen, los silencios, los papeles en blanco, consagra
su escritura para buscar en ellos “una pregunta que desvele quién
soy”. El poeta escribe para entender y que le entiendan, con la
sapiencia del gorrión, que más cerca del cielo nos observa.
De
un lirismo sobrecogedor y bajo una forma aparentemente sencilla, tras
la cual se vislumbra un gran trabajo de depuración estilística,
Jesús Aparicio González escribe “con el alma en barbecho”, la
ventana abierta y la mirada prendida en la tierra de “luz y
pájaros”.
Con
ritmo sosegado y tono celebratorio, Jesús Aparicio canta con la
certeza del mirlo desde la rama de su pensamiento a las cosas
cotidianas que, sin embargo, determinan nuestros pasos. Con la
hondura de quien camina con la serenidad necesaria para meditar sobre
la esencia de las cosas, Jesús Aparicio nos regala su palabra,
liberada de alardes expresivos, sin altanerías ni estridencias. Son
numerosos los poemas que invitan a esa reflexión, he aquí una bella
muestra:
UN
SALMO ANTE LA TUMBA DE CAMUS
Dichoso
el que ha aprendido sobre la carretera
que
sólo hay dos caminos
para
los valientes:
el
suicidio y la esperanza.
El
resto llena
de
lágrimas y máscaras
las
papeleras.
Jesús
Aparicio hace del conocido aserto “menos es más” su santo y
seña. Así dice el poeta en la última estrofa del poema que da
título al libro y que lo cierra: “Polvo de las estrellas/ que el
poema levantan:/ fragmentos de una vida/ que crece si se apaga.”
Gregorio
Muelas Bermúdez
Apunto Gregorio. Me ha parecido muy interesante tu reseña.
ResponderEliminarGracias!
Sandra Sánchez.
Excelente lectura, Gregorio, tengo el libro y coincido con tus impresiones lectoras sobre un poeta lúcido y emotivo, lleno de vislumbres y cercanía. Un abrazo.
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