No escribo un diario porque no tengo tiempo.
El
tiempo es el más cruel de los críticos, él decide qué o quién
resiste a su horda.
Conforme
crecemos el tic tac se acelera, de tal modo que empezamos a
obsesionarnos con aquietarlo, todo depende del grado de ambición de
quien observa su fuga.
Escribir
un diario exige una gran disciplina y un esfuerzo enorme,
pero sobre todo un pacto consigo mismo de una loable exigencia. De
hecho,
algunos escritores celebérrimos escribieron sus mejores frases
en las páginas de un diario.
Si
no puedes escribir un dietario atrévete con unas memorias, son menos
exigentes y permiten el descuido en forma de olvido voluntario.
El
discurso diarístico es un género de ficción, nadie con obra
publicada lo aborda sin ambición literaria, sin el deseo de ser
leído, sin vanidad secreta.
Cuando
escribes unas memorias, hay una manera mejor que omitir: ser
abstruso.
Solo hay una cosa mejor que leer: vivir. Vivir para seguir leyendo.
Gregorio Muelas Bermúdez
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