martes, 3 de enero de 2017

Apunte sobre poesía mística actual

 
 
 (Grabado de Antoni Tàpies)


La poesía mística ha gozado de una larga tradición en la lengua castellana, basta con citar algunos ejemplos clásicos, por otro lado verdaderas cumbres de nuestra lírica, como es el caso de Santa Teresa de Jesús (1515-1582), San Juan de la Cruz (1542-1591), Fray Luis de León (1527-1591) o Miguel de Molinos (1628-1696), sin embargo, no me detendré en su obra, pues sobre ella han corrido ríos de tinta.

Sí haré, en cambio, un apunte sobre su pervivencia en la actualidad, donde merece especial atención la reciente obra de María Victoria Caro Bernal, Tierra amada. Espíritu de perfección (ViveLibro, 2014), un caso que sin ser aislado sí resulta verdaderamente curioso por su fidelidad a los cánones pero afectado por las inquietudes de nuestro agitado y convulso siglo XXI.

El poemario de María Victoria Caro Bernal constituye por su interés un ejemplo máximo de la poesía mística más actual y me incita a trazar un brevísimo panorama sobre la situación de dicha poesía en nuestra lírica contemporánea, así cabe señalar su absoluta vigencia en México, donde a la poderosa voz de Concha Urquiza (1910-1945), se ha sumado recientemente la de Claudia Posadas, que en Liber Scivias rinde culto a la mística medieval, y en España, donde han destacado, sobre todo, José Ángel Valente (Al Dios del lugar) y el grupo Cántico, de Córdoba, con Pablo García Baena a la cabeza, y más recientemente Javier Lostalé (La rosa inclinada), de amplia resonancia mística, que parte de lo cotidiano para iluminar las sombras de un presente propicio al desencanto; y Antonio Praena con Actos de amor, donde se imbrican lo místico y lo existencial.

 
Gregorio Muelas Bermúdez


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