Errata de fe
Carlos Roberto Gómez Beras
Isla Negra Editores, San Juan, Puerto Rico, 2015
Errata
de fe
es el sugerente título con el que Carlos Roberto Gómez Beras (1959)
publica su nuevo poemario, un libro bellamente editado por Isla
Negra, editorial de larga tradición en el ámbito caribeño, que
desde Puerto Rico lleva a cabo una impecable labor que trasciende su
carácter insular para llegar a los diferentes lugares de habla
hispana. En España la obra del poeta dominicano tiene un amplio eco
gracias a la buena acogida por parte de la crítica de su anterior
poemario, Mapa
al corazón del hombre
(Isla Negra Editores, 2012).
La
colección “Filo de juego” aloja un poemario que se presenta con
una hermosa imagen de cubierta, “Lilith”, arte de Laura Rodríguez
Abreu, y que se inaugura con tres citas, de Baudelaire, Hanna Arendt
y Octavio Paz, que justifican e inspiran el título.
No
erro si afirmo que Carlos Roberto es uno de los poetas que mejor
tratan el tema del amor en sus versos, con un lenguaje elegante que
asimila la tersura de la piel que ama, el poeta canta con verdadera
pasión y fe.
Gómez
Beras divide su contenido en cuatro grandes apartados, con títulos
muy significativos, así en el primero, “Heridas como labios”,
reúne veintiún poemas, entre cosmopolitas (“Praga”, “Troya”)
y culturalistas (“The remains of the day”, “Yeats”), donde se
advierte lo autobiográfico en el sustrato de los versos para hilar
experiencia y reflexión, ya en el poema inaugural afirma “Ven,
acércate…” para concluir con un verso aforístico: “Y no puedo
amar sino equivocándome”. Si el amor es deseo, también es
“refriega”, “olvido y esperanza”, y silencio, por eso Gómez
Beras derrocha sobre las páginas un torrente de palabras para
invocar la memoria con versos lapidarios: “dormir sin ti es dormir
despierto”.
En
el segundo apartado, “Ocho estudios incompletos”, el autor reúne
ocho poemas breves (etude), donde en tres versos apunta destellos
amorosos, claroscuros, con vocación existencialista, veamos un bello
ejemplo:
“Ven,
acércate como sólo tú sabes.
Duerme
a mi lado, mientras finges que estás despierta.
Mañana
el amor nos construirá otro paréntesis.”
El
tercer apartado, “Las cosas que perdimos en el fuego”, es un
ajuste de cuentas con el pasado, con sus seres queridos y consigo
mismo, en forma de auto reproche o de despedida, como en “Elegía
austral”. Destacan los poemas que dedica a su hija, como “Sol de
Galileo”, “Marcela” o “La respuesta”, donde el poeta se
expresa con ternura: “tu sonrisa es el horizonte donde nace/ el sol
rojo de un alba sin ocasos.” En general, todos los poemas gozan de
un ritmo mesurado por un estribillo (“Justo al medio del camino”,
“En esta casa”) o por la música serena que destilan los versos.
En
el cuarto y último apartado, “Fe de erratas”, Gómez Beras
reflexiona sobre el ars
poetica,
así comienza advirtiendo “Al lector”: “Lector, no busques
entre estas páginas/ lo que ya llevas en tus adentros”. Y continua
definiendo su arte: “Cuando Dios se despierta sudado/ de un sueño
donde él muere,/ ese sueño es la poesía.”. La dicotomía entre
escritor y autor, y su origen prometeico, son objeto de
versificación. Para el autor la poesía es luz, que alumbra la
memoria frente al pasado y el olvido. Pero la poesía también es fe
porque “es insólita, intrépida e inexplicable”. En “Biografía”
Gómez Beras consagra su vida a su oficio pues sólo la poesía puede
salvar de la muerte.
El
libro se cierra con tres comentarios de contraportada, firmados por
Margrit Klinger-Clavijo, Jüri Talvet e Hilario Barrero, que
coinciden en definir su poesía como deslumbrante. Y es que Carlos
Roberto Gómez Beras sabe que solo se escribe y se ama lo que se
puede perder.
Gregorio Muelas Bermúdez
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