sábado, 29 de abril de 2017

Errata de fe. Carlos Roberto Gómez Beras

 
 


Errata de fe
Carlos Roberto Gómez Beras
Isla Negra Editores, San Juan, Puerto Rico, 2015
 
 
Errata de fe es el sugerente título con el que Carlos Roberto Gómez Beras (1959) publica su nuevo poemario, un libro bellamente editado por Isla Negra, editorial de larga tradición en el ámbito caribeño, que desde Puerto Rico lleva a cabo una impecable labor que trasciende su carácter insular para llegar a los diferentes lugares de habla hispana. En España la obra del poeta dominicano tiene un amplio eco gracias a la buena acogida por parte de la crítica de su anterior poemario, Mapa al corazón del hombre (Isla Negra Editores, 2012).

La colección “Filo de juego” aloja un poemario que se presenta con una hermosa imagen de cubierta, “Lilith”, arte de Laura Rodríguez Abreu, y que se inaugura con tres citas, de Baudelaire, Hanna Arendt y Octavio Paz, que justifican e inspiran el título.

No erro si afirmo que Carlos Roberto es uno de los poetas que mejor tratan el tema del amor en sus versos, con un lenguaje elegante que asimila la tersura de la piel que ama, el poeta canta con verdadera pasión y fe.

Gómez Beras divide su contenido en cuatro grandes apartados, con títulos muy significativos, así en el primero, “Heridas como labios”, reúne veintiún poemas, entre cosmopolitas (“Praga”, “Troya”) y culturalistas (“The remains of the day”, “Yeats”), donde se advierte lo autobiográfico en el sustrato de los versos para hilar experiencia y reflexión, ya en el poema inaugural afirma “Ven, acércate…” para concluir con un verso aforístico: “Y no puedo amar sino equivocándome”. Si el amor es deseo, también es “refriega”, “olvido y esperanza”, y silencio, por eso Gómez Beras derrocha sobre las páginas un torrente de palabras para invocar la memoria con versos lapidarios: “dormir sin ti es dormir despierto”.

En el segundo apartado, “Ocho estudios incompletos”, el autor reúne ocho poemas breves (etude), donde en tres versos apunta destellos amorosos, claroscuros, con vocación existencialista, veamos un bello ejemplo:

Ven, acércate como sólo tú sabes.
Duerme a mi lado, mientras finges que estás despierta.
Mañana el amor nos construirá otro paréntesis.”

El tercer apartado, “Las cosas que perdimos en el fuego”, es un ajuste de cuentas con el pasado, con sus seres queridos y consigo mismo, en forma de auto reproche o de despedida, como en “Elegía austral”. Destacan los poemas que dedica a su hija, como “Sol de Galileo”, “Marcela” o “La respuesta”, donde el poeta se expresa con ternura: “tu sonrisa es el horizonte donde nace/ el sol rojo de un alba sin ocasos.” En general, todos los poemas gozan de un ritmo mesurado por un estribillo (“Justo al medio del camino”, “En esta casa”) o por la música serena que destilan los versos.

En el cuarto y último apartado, “Fe de erratas”, Gómez Beras reflexiona sobre el ars poetica, así comienza advirtiendo “Al lector”: “Lector, no busques entre estas páginas/ lo que ya llevas en tus adentros”. Y continua definiendo su arte: “Cuando Dios se despierta sudado/ de un sueño donde él muere,/ ese sueño es la poesía.”. La dicotomía entre escritor y autor, y su origen prometeico, son objeto de versificación. Para el autor la poesía es luz, que alumbra la memoria frente al pasado y el olvido. Pero la poesía también es fe porque “es insólita, intrépida e inexplicable”. En “Biografía” Gómez Beras consagra su vida a su oficio pues sólo la poesía puede salvar de la muerte.

El libro se cierra con tres comentarios de contraportada, firmados por Margrit Klinger-Clavijo, Jüri Talvet e Hilario Barrero, que coinciden en definir su poesía como deslumbrante. Y es que Carlos Roberto Gómez Beras sabe que solo se escribe y se ama lo que se puede perder.
 


Gregorio Muelas Bermúdez



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