martes, 27 de marzo de 2018

El viento sobre el lago. Mila Villanueva

 
 


El viento sobre el lago
Mila Villanueva
Lastura Ediciones, Ocaña, 2016
 
 
La escritora gallega afincada en Valencia Milagros Pérez Villanueva, conocida en el ámbito literario como Mila Villanueva, publica su nuevo poemario, El viento sobre el lago 风 在 湖 面 上 , un bello título, editado por Lastura en el n.º 5 de la Colección Concilyarte, que es el resultado de las varias lecturas y meditaciones que la autora ha realizado sobre el libro del I Ching, antiguo oráculo chino cuyos primeros textos se remontan hacia el 1200 a. C.

Presidenta de la asociación cultural Concilyarte, Mila Villanueva es una gran animadora de la vida literaria en la ciudad del Turia, donde ha organizado numerosas presentaciones, recitales y exposiciones. Además, es una verdadera experta en poesía oriental, dedicándose en especial al ejercicio del haiku pues a la estrofa japonesa ha dedicado varios poemarios, como Na Distancia (Taller del Poeta, 2010), La luz de agosto (Concilyarte, 2011), en coautoría con Orlando Jorge Figueiredo, y A la luna de Valencia (Lastura, 2014), amén de participar en la antología de haiku contemporáneo en español Un viejo estanque (Comares, 2014), edición de Susana Benet y Frutos Soriano.

Lo primero que podemos constatar es que Mila Villanueva ha dado a la imprenta un hermoso libro, no sólo por la intrínseca belleza de los versos que lo componen, sino también por la de las ilustraciones que los acompañan, realizadas por Enriqueta Hueso con su característico estilo abstracto. El poemario, que ha sido traducido al chino por Daniel Barat de Llanos, viene introducido por un prólogo de Antonio Méndez Rubio, que bajo el significativo título “Entre azar y milagro” elogia esa rara virtud que la autora atesora en cada una de sus creaciones, esa lucidez y serenidad que imprime en cada poemario y que le permite reescribir textos milenarios, fue el caso de Bajo la luna de Kislev (Lastura, 2015) y los Evangelios, y ahora se corrobora con esta personal versión de otro texto fundacional, el I Ching.

La escritura de Mila Villanueva rema a contracorriente, pues en un tiempo tan vertiginoso y convulso como el actual decide apostar por el ejercicio sosegado de unos versos de una belleza grácil, serena, como “las golondrinas adornan los tejados”.

El libro se compone de sesenta y cinco poemas, por lo general breves, siguiendo la tradición china, precedidos por un poema inicial traído del propio I Ching, que marca la senda, donde Mila Villanueva plantea los temas con unos versos de situación, estacional, espacial o emocional, que culminan en versos sintéticos de una sencillez conmovedora. Parece que la autora persigue la esencia como el perfume a la rosa, por ello, para ser fiel a la tradición que le sirve de guía, adapta motivos característicos de la cultura oriental: dragones, pájaros, tigres, caballos, praderas, dando lugar a un sincretismo de austera belleza y hondo calado. Mila Villanueva no necesita más para transmitir una emoción en estado puro, los versos se posan con suavidad sobre el sustrato de la memoria en un delicado juego de contrastes donde “la paz, como un ejército / va cubriendo los campos de mijo”.

Una palabra china en caracteres occidentales precede al título de los poemas en castellano, “Xian. Unión” entre dos culturas aparentemente dispares que Mila Villanueva consigue aunar con elegancia y precisión. Son muchos los poemas que destilan una sabiduría oriental que, sin embargo, se aleja del tópico por la humildad y el respeto que la autora alcanza a imprimir en sus versos, unos versos, por otro lado, cargados de sensualidad y delicadeza, he aquí un bello ejemplo, “Inconcluso”, que pone el broche de oro a todo el conjunto:

Más allá del río se encienden las hogueras.
Las inquietudes desaparecen.
Reconozco el tiempo del preludio
y en él reposo.
Pronto llegará el día
de volver a ver los crisantemos.”

En definitiva, nos hallamos ante un poemario de emoción contenida y sobrios destellos que pone el acento en los momentos sentidos, aquellos que dejan un poso reflexivo superando el instante en que fueron vividos, de ahí la vocación de permanencia que tiene el poemario tras los pasos marcados por la obra canónica que le sirve de referencia, a sabiendas, parafraseando el I Ching, de que la incertidumbre nos asalta día tras día.
 
 
Gregorio Muelas Bermúdez



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