El viento sobre el lago
Mila Villanueva
Lastura Ediciones, Ocaña, 2016
La
escritora gallega afincada en Valencia Milagros Pérez Villanueva,
conocida en el ámbito literario como Mila Villanueva, publica su
nuevo poemario, El viento sobre el lago 风
在 湖 面 上 ,
un bello título, editado por Lastura en el n.º 5 de la Colección
Concilyarte, que es el resultado de las varias lecturas y
meditaciones que la autora ha realizado sobre el libro del I
Ching, antiguo oráculo chino
cuyos primeros textos se remontan hacia el 1200 a. C.
Presidenta
de la asociación cultural Concilyarte, Mila Villanueva es una gran
animadora de la vida literaria en la ciudad del Turia, donde ha
organizado numerosas presentaciones, recitales y exposiciones.
Además, es una verdadera experta en poesía oriental, dedicándose
en especial al ejercicio del haiku pues a la estrofa japonesa ha
dedicado varios poemarios, como Na Distancia (Taller
del Poeta, 2010), La luz de agosto (Concilyarte,
2011), en coautoría con Orlando Jorge Figueiredo, y A la
luna de Valencia (Lastura,
2014), amén de participar en la antología de haiku contemporáneo
en español Un viejo estanque (Comares,
2014), edición de Susana Benet y Frutos Soriano.
Lo
primero que podemos constatar es que Mila Villanueva ha dado a la
imprenta un hermoso libro, no sólo por la intrínseca belleza de los
versos que lo componen, sino también por la de las ilustraciones que
los acompañan, realizadas por Enriqueta Hueso con su característico
estilo abstracto. El poemario, que ha sido traducido al chino por
Daniel Barat de Llanos, viene introducido por un prólogo de Antonio
Méndez Rubio, que bajo el significativo título “Entre azar y
milagro” elogia esa rara virtud que la autora atesora en cada una
de sus creaciones, esa lucidez y serenidad que imprime en cada
poemario y que le permite reescribir textos milenarios, fue el caso
de Bajo la luna de Kislev (Lastura,
2015) y los Evangelios, y ahora se corrobora con esta personal
versión de otro texto fundacional, el I Ching.
La
escritura de Mila Villanueva rema a contracorriente, pues en un
tiempo tan vertiginoso y convulso como el actual decide apostar por
el ejercicio sosegado de unos versos de una belleza grácil, serena,
como “las golondrinas adornan los tejados”.
El
libro se compone de sesenta y cinco poemas, por lo general breves,
siguiendo la tradición china, precedidos por un poema inicial traído
del propio I Ching,
que marca la senda, donde Mila Villanueva plantea los temas con unos
versos de situación, estacional, espacial o emocional, que culminan
en versos sintéticos de una sencillez conmovedora. Parece que la
autora persigue la esencia como el perfume a la rosa, por ello, para
ser fiel a la tradición que le sirve de guía, adapta motivos
característicos de la cultura oriental: dragones, pájaros, tigres,
caballos, praderas, dando lugar a un sincretismo de austera belleza y
hondo calado. Mila Villanueva no necesita más para transmitir una
emoción en estado puro, los versos se posan con suavidad sobre el
sustrato de la memoria en un delicado juego de contrastes donde “la
paz, como un ejército / va cubriendo los campos de mijo”.
Una
palabra china en caracteres occidentales precede al título de los
poemas en castellano, “Xian. Unión” entre dos culturas
aparentemente dispares que Mila Villanueva consigue aunar con
elegancia y precisión. Son muchos los poemas que destilan una
sabiduría oriental que, sin embargo, se aleja del tópico por la
humildad y el respeto que la autora alcanza a imprimir en sus versos,
unos versos, por otro lado, cargados de sensualidad y delicadeza, he
aquí un bello ejemplo, “Inconcluso”, que pone el broche de oro a
todo el conjunto:
“Más
allá del río se encienden las hogueras.
Las
inquietudes desaparecen.
Reconozco
el tiempo del preludio
y
en él reposo.
Pronto
llegará el día
de
volver a ver los crisantemos.”
En
definitiva, nos hallamos ante un poemario de emoción contenida y
sobrios destellos que pone el acento en los momentos sentidos,
aquellos que dejan un poso reflexivo superando el instante en que
fueron vividos, de ahí la vocación de permanencia que tiene el
poemario tras los pasos marcados por la obra canónica que le sirve
de referencia, a sabiendas, parafraseando el I Ching,
de que la incertidumbre nos asalta día tras día.
Gregorio
Muelas Bermúdez
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