El laberinto de Venus
María Teresa Espasa
Lastura Ediciones, 2017
María
Teresa Espasa, escritora valenciana de dilatada trayectoria,
que comenzara su andadura literaria en 1978 con A través del
silencio, y que ha sido
merecedora de prestigiosos premios, como el Vila de Mislata en 1999
por Cuando puedas llama,
el XI Premio de Poesía Leonor de Córdoba de 2012 por El
congreso, o el XXXII Premio
Ciutat de València “Vicente Gaos” por En alguna parte
es otoño, y que con la
antología Tanto y tanto silencio le fue concedido el Premio
de la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios
(CLAVE) a la trayectoria poética en 2015, nos sorprende ahora con un
libro de relatos de corte erótico con el sugestivo título de El
laberinto de Venus.
Si
sugerente es el contenido no lo es menos el continente, pues lo
publica Lastura Ediciones en el n.º 31 de la colección “Alquisa”
de Narrativa, con la exquisitez y elegancia a la que la editorial de
Ocaña nos tiene acostumbrados, tomando como imagen de cubierta la
Flor de orquídea del
pintor de Gandía Álex Alemany (1943), artista perteneciente al
movimiento pictórico del “realismo mágico”.
No
podía elegir mejor presentación la escritora de Denia pues en los
dieciocho relatos que componen el libro nos traslada al ambiente
“mágico” de sus ensoñaciones eróticas, un erotismo de delicada
sensualidad apenas apuntada en párrafos de pasional prosa poética.
Porque María Teresa Espasa, es, ante todo, poeta, una poeta que
ahora elige otro formato, otro género, pero que demuestra practicar
con igual maestría.
Lo
primero que reclama la atención del lector es la enigmática
dedicatoria que encabeza los textos y que reza así: “Como bien
sabes, este libro de relatos, lleno de emociones y sorpresas, es para
ti”. Sería necesario investigar la biografía de la autora para
adivinar de quién se trata, pero este inicio nos marca la voluntad
de María Teresa de narrar sus vivencias íntimas desde un punto de
vista literario, en un doble juego entre realidad y ficción, dando
rienda libre a la imaginación.
No
es baladí el hecho de que la protagonista de todos los relatos sea
una mujer de nombre Tsa, acrónimo de Teresa y que, sin duda, es un
alter ego de la autora, que pone en el pensamiento de la narradora su
propia experiencia, en un juego de identidades que hace, aún si
cabe, más interesante la propuesta.
La
narrativa erótica no ha alcanzado en nuestro país un calado tan
hondo como en el mundo anglosajón o en las letras francesas, no hay
más que recordar ciertos clásicos, como El amante de lady
Chatterley de David H. Lawrence,
Historia de un ojo de
Georges Bataille o El amante
de Marguerite Duras. En el caso español me viene a la memoria
Jarrapellejos de
Felipe Trigo y, más recientemente, Las edades de Lulú
de Almudena Grandes.
A
lo largo de los dieciocho relatos que componen este libro, María
Teresa Espasa hace un recorrido por diversos “subgéneros”, desde
la prosa más desinhibida en “El pacto”, donde emplea un lenguaje
más directo y coloquial, al puro relato policíaco y de misterio en
“Mientras dormías”, pasando por el género epistolar en “Los
sueños y los días”. En todos el tono es pasional y el fondo de un
romanticismo tierno y evocador.
El
discurso de María Teresa es eminentemente femenino y se despliega
con soltura en historias reales y fingidas, en relatos que abarcan
desde situaciones frívolas hasta historias de desamor, donde la
nostalgia se adueña de las palabras, pasando por momentos de
verdadera pasión donde el lenguaje alcanza corporeidad y clímax.
Tras
la lectura prevalece un ardiente deseo de cariño barnizado de
erotismo, que es uno de los rostros del amor, y, sobre todo, una
expresión de la ternura realmente apacible y conmovedora.
Gregorio
Muelas Bermúdez
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