Prólogo
EL
HONOR Y LA GLORIA
Fernando
Recuenco Abarca ha escrito una novela histórica en el mejor y más
extenso sentido del género, Bajo
la esfera de la indigencia
se puede adscribir por su intención y estilo dentro de la gran
tradición realista, y aventurera, de la novelística europea de
mediados del siglo XIX, donde el protagonista, Deviné Sefarov,
oriundo de la región de los Alpes-Ródano, va forjando su carácter
durante un período convulso de la historia francesa a través de
diversas vicisitudes que gracias a su instinto de supervivencia
consigue ir superando, adquiriendo la experiencia necesaria para
afrontar las venideras, desde su dura niñez y adolescencia ayudando
a sus padres en las labores del campo y el ganado en un pueblecito
sencillo, para después ingresar en el Liceo, llegando a ser maestro
del mismo, hasta que un día, contra la voluntad de sus padres,
ingresa en la marina francesa posterior al Congreso de Viena, pasando
por la desaparición de su hermano, Marceur, durante la retirada de
la Grande Armée de Napoleón en la campaña contra la Rusia del zar
Alejandro I, en 1812.
Fernando
Recuenco acierta con la forma idónea para narrar el conflicto del
protagonista, se inspira para ello en los grandes clásicos de la
época, así en su prosa resuenan ecos del León Tolstói de Guerra
y Paz (1865-1869),
o el Fiodor Dostoievski de Memorias
del subsuelo (1864).
Con tan notables referentes el narrador desarrolla la obra, vertiendo
su punto de vista a través de Deviné sobre hechos que fueron motivo
de gran controversia, como el incidente de la fragata Meduse
frente
a las costas de Mauritania y la mítica balsa, inmortalizada por
Géricault, en la que unos pocos valientes fueron capaces de
sobrevivir al abrazo mortal de las olas. La huida de Deviné y la
creación de una nueva identidad para tratar de preservar su libertad
será el eje principal de la narración, donde la verdad y el amor se
impondrán al temor a la policía.
Durante
la trayectoria del personaje asistimos al ascenso y caída de un
Imperio, el Napoleónico (1804-1815), que instauró una nueva forma
de entender el Estado y un nuevo concepto de gobierno basado en el
paternalismo patriótico y la estructura en departamentos que a la
postre supuso una modernización de los mecanismos de gobierno que
trataba de superar el anquilosamiento de los mecanismos imperantes a
finales del siglo XVIII y que desembocaron en la Revolución
francesa. Será durante la restauración borbónica con el segundo
reinado de Luis XVIII (1815-1824) cuando Deviné alcance su madurez y
se desencadenen los principales hechos de la obra.
Pero
más allá de los hechos puramente históricos, que sin duda
determinarán la actuación de los personajes y que el autor logra
ilustrar de manera exacta y sucinta, Fernando Recuenco consigue dotar
al protagonista de una notable profundidad psicológica a través de
la minuciosa descripción de las causas y consecuencias de sus actos,
y el empleo de una prosa elegante, refinada en el cultivo de la
lectura meditativa, que en muchos pasajes alcanza la excelencia por
medio de un lirismo evocador, embriagador en ocasiones, no hay más
que leer el primer capítulo de la novela donde el autor relata con
exquisito detalle las labores del campo por parte del padre y el
oficio del telar de la madre y la abuela.
El
argumento nos recuerda a las grandes epopeyas de los protagonistas de
las novelas de Alejandro Dumas, Edmundo Dantès en El
conde de Montecristo
(1845-46), y Victor
Hugo, Jean Valjean en Los
Miserables (1862).
Pero en el caso de Fernando Recuenco, seremos testigos más de dicha
evolución psicológica que de una sucesión sincopada de acciones,
así el autor se detiene a describir de forma minuciosa los
sentimientos del protagonista, una sabia técnica que permite al
lector comprender su interior, si Deviné se mueve bajo la esfera de
la indigencia es más por precaución y defensa que por su condición
humilde pues hace gala de una dignidad y honorabilidad encomiables.
Fernando
Recuenco es poeta y eso se deja sentir en numerosos pasajes de la
novela, donde la voz lírica le gana el pulso a la acción narrativa,
no solo en la preciosista descripción de los paisajes sino también
en la motivación de los personajes, nos hallamos pues ante una prosa
eminentemente poética que aflora de forma subrepticia a lo largo de
todo el relato, algo que además de aportar belleza a la narración
supone un verdadero rasgo de estilo capaz de atraer a un lector que
busca en la lectura no solo entretenimiento, sino además una
experiencia estética.
Con
el fin de escapar de la orden de busca y captura por parte de las
autoridades francesas, Deviné se hará pasar por un indigente,
Pierre Dorado, “un chico parisino educado y de buenas costumbres”,
dirá Catherine, quien se convertirá en su esposa y con la que
tendrá un hijo, Acier. Gracias a ella aprenderá el oficio de
herrero en la fragua de Gerard con el fin de ocultar su verdadera
identidad y conseguir el peculio suficiente para costearse una
habitación en una posada de la capital francesa.
Nos
encontramos con una gran novela, no solo por el volumen de páginas y
los veinte capítulos que la integran, sino ante todo por la
dimensión humana que el autor logra plasmar en ellas, y donde la
penuria y la pasión, el honor y la gloria, afloran
en la motivación de unos personajes cuyas conductas se ven
mediatizadas por las costumbres de una época difícil por la
desigualdad imperante en una sociedad estrictamente jerarquizada.
En
la actual era de la posmodernidad, Fernando Recuenco ha optado por
una escritura clásica a la hora de trasponer al papel las vivencias
de sus personajes y sobre todo el conflicto interior de Deviné, que
tendrá que enfrentarse a circunstancias adversas para subsistir en
un mundo donde la moralidad y la justicia se encuentran en sus
primeras fases de desarrollo.
Como
no es intención de este prologuista desvelar la trama, sino señalar
algunas de las claves y referencias para una mejor comprensión del
conjunto de la obra, aquí lo dejo, al borde de la primera página
para que tú, lector, que ahora recorres estas líneas, te sumerjas
en la apasionante historia de un hombre que es un reflejo minúsculo
pero significativo de un período crucial de la Historia.
Gregorio
Muelas Bermúdez
Poeta
y crítico literario
Catarroja,
26 de mayo de 2019
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