viernes, 27 de septiembre de 2019

Cuentos tristes... / Vacaciones de invierno. Ana Carolina Quiñonez Salpietro

 
 


Cuentos tristes que esperan las chicas antes de salir a bailar / Vacaciones de invierno
Ana Carolina Quiñonez Salpietro
Ediciones Liliputienses, 2018
 
 
Ediciones Liliputienses publica el undécimo número de la Colección de poesía de la Fundación Obra Pía de los Pizarro, Cuentos tristes que esperan las chicas antes de salir a bailar seguido de Vacaciones de invierno, dos cuadernos líricos de Ana Carolina Quiñonez Salpietro (Lima, 1988).

Resulta impagable la extraordinaria labor que José María Cumbreño viene realizando a favor de la joven poesía hispanoamericana, dando a conocer en España a poetas con trayectoria en sus países de origen, es el caso de la poeta limeña con la edición conjunta de sus dos primeros poemarios en este volumen de impecable factura con una más que sugerente cubierta que ilustra la realidad y su doble, difuso espejo de agua.

Los versos de Ana Carolina Quiñonez Salpietro son escuálidos en el mejor sentido de la palabra pues retienen lo esencial de un devenir adolescente y violento, con chicos malos e ídolos de rock en noches que golpean. “Desastres naturales”, “Mudanzas” y “El chico de los audífonos” son los tres actos de una vida al límite, sin salida, que se expresa libremente, sin apenas signos ortográficos. Así Cuentos tristes que esperan las chicas antes de salir a bailar se erige en un puñado de moralejas en forma de poemas que destilan pequeñas sobredosis de incipiente melancolía.

De irónico título, el segundo cuaderno también se estructura en tres apartados: “Lecciones de nado”, “Otros lugares” y “Vacaciones de invierno”, que rotula el conjunto, precedidos por una cita crepuscular de Sandor Marai. De nuevo la poeta peruana se asoma al vacío existencial para contarnos con voz clara y amarga “promesas que no podré cumplir” en quince recuerdos, quince secuencias como ritos de paso suspendidos en la memoria de “la primera vez”, quince poemas secretos donde la infancia se despide como peces asustados, como “la herencia / la casa / las cajas de la mudanza” de otro tiempo fijado en lunas de papel.

En definitiva, Ana Carolina Quiñonez Salpietro ha sabido crear una voz suya, segura pues la deja caer sin paracaídas sobre la página en blanco para tocarnos muy hondo, y lo hace con una mirada aparentemente sencilla, casi realista, como sencillas y reales son las cosas que de verdad importan a todos.
 
 
Gregorio Muelas Bermúdez



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