Tiempo vivo
Carlos Alcorta
Septentrión Ediciones, 2019
Como
reza el subtítulo de Tiempo
vivo,
el nuevo poemario de Carlos Alcorta, se trata de un volumen de
“haikus y otras formas breves” que hace de esta edición para
amigos, con la que Septentrión Ediciones inaugura su colección
“Abra del Pas”, un libro atractivo no solo para los amantes de la
célebre estrofa japonesa sino también para aquellos que encuentran
en la expresión mínima la verdadera esencia de la razón lírica.
Con
una cuidada edición, cubierta verjurada con solapas y guardas, el
volumen se divide en tres apartados, el primero y principal, donde el
poeta de Torrelavega agrupa más de doscientos haikus, que en su
inmensa mayoría se ciñen al canon que desde finales de los años
cincuenta se impuso en los países de habla hispana, especialmente en
España y México; una segunda parte donde tienen cabida esas otras
formas breves, desde aforismos a seguidillas, con un amplio arco
temático; y por último un texto en prosa a modo de epílogo donde
el autor trata de justificar la elección de dichas formas para
expresarse.
Como
decíamos, Carlos Alcorta decide emplear los dos géneros literarios
más de moda en los últimos años y que no se encuentran entre sus
predilectos a la hora de crear, como confiesa en la aclaración
final, es por ello que lo hace con actitud crítica, reuniendo
composiciones dispersas con un criterio ético y estético, que si
bien son ortodoxas en la forma no lo son tanto en el fondo pues sus
temas se alejan de la naturaleza, fundamental en Japón, para
centrarse en los pensamientos y las emociones, donde las inquietudes
y los recuerdos del poeta afloran irremediablemente pues el paisaje
que describe es interior, donde el tiempo excede la fugacidad del
instante para eternizar otros momentos, en los que no faltan las
reflexiones sobre el sentido de la poesía.
Podemos
hallar, sin embargo, algunas composiciones que nada tienen que enviar
al haijin más avezado, veamos un ejemplo:
La
niebla ciega
la
cumbre del collado.
Lluvia
en los párpados.
Pero
es en los “haikus” más heterodoxos donde brilla la mirada
introspectiva del poeta:
Ola
tras ola
olvido
mis pesares.
Luego
regresan.
Una
mirada particular que se intensificará en la segunda parte, donde el
autor alcanza un sereno equilibrio entre ingenio y gracia:
El
viento que agitaba
tu
pelo en la fotografía
sigue
soplando en mi memoria.
En
conclusión, Carlos Alcorta nos viene a demostrar una vez más su
compromiso con la poesía, y en esta ocasión lo hace de una manera
especial, sintetizando su estilo en aras de alcanzar el núcleo de la
idea, ofreciendo al lector una imagen, un tacto, un sonido, un olor o
un sabor familiar para que este la complete con su propia
experiencia. Gracias por esta libertad sensitiva.
Gregorio
Muelas Bermúdez
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