Tard o d´hora
Marc Granell
Editorial Denes, Paiporta, 2006
Tard
o d´hora es el último poemario hasta la fecha de Marc Granell
(1953), el poeta valenciano es una de las voces más sólidas de la
poesía en lengua catalana en el País Valenciano, autor de obras tan
relevantes como Llarg camí llarg (Eliseu Climent, 1977), que
le valió el Premi Vicent Andrés Estellés, Refugi absent
(Mall, 1979) o la popular Versos per a Anna (Bromera, 1998).
Publicado por Editorial Denes en el número 60 de su colección de poesía “Edicions de la Guerra”, que dirige Vicent Berenguer, este libro reúne cuarenta y nueve poemas divididos en cinco secciones: “Poemes del caminant”, “Galeria”, “Mentre el camí”, “In memoriam”, “Quadern de camp”.
Destaca
en este poemario cierta tendencia
culturalista pues son numerosas las referencias y los referentes que
Marc Granell cita o en los cuales se inspira, es el caso de Joseph
Brodsky, que abre el libro, del pintor Antoni Miró, de Antonio
Machado, cuya estela se deja sentir sensiblemente, del
escultor Eduardo Chillida, y
del cantante y actor Ovidi Montllor, a quien dedica una emotiva
composición: “Fa
deu anys que fa fosc i fa silenci./ Torna y encén/ de nou el món.”
Marc
Granell hace gala de un estilo sencillo, que denota
un gran trabajo de precisión, sus
versos cantan el amanecer, el otoño, el mar o las
estrellas
y lo hacen con concisión y elegancia. Pero
su voz también se
hace eco de las injusticias sociales y se
solidariza con “Els expulsats”, o
reivindica el papel de los poetas en la sociedad:
“Els
poetes són els éssers/ més imprescindiblement inútils/ que hi ha
sobre la terra.”
Pero
hay dos temas que brillan con
especial intensidad,
se trata del paisaje y el amor romántico, éste
último se expresa de muy diversas maneras pero siempre de forma
concisa para concitar todo el color y el dolor que su presencia o
ausencia provoca: “El
camí cap a tu/ és tot verd i és amb sol/ i a les vores li creixen/
mirades i cançons./ Les cançons que cantaves/ mentre et mirava jo.”
La
presencia del paisaje trasciende la mera contemplación para
reflexionar sobre la
existencia,
así el Arno,
Patmos, Alexanderplatz o el Pont-Neuf, coexisten
con el paisaje nostálgico
del
Cabanyal o el sequer de la infancia, donde
jugaba con su hermano Manuel “a
ser exploradors”
de Birmania o “cowboys
fornits”
en Fort Apache, cuando
“l´estiu
era etern”.
Gregorio
Muelas Bermúdez
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