Tomando como modelo la encuesta convocada por El País Semanal en 2008, “Cien escritores en español eligen los 100 libros que cambiaron su vida”, y con motivo de la celebración del Día Internacional del Libro, he decidido elaborar mi propia lista, otra más, con aquellos títulos que en algún momento de mi vida me dieron un vuelco al corazón, los que, por decirlo de otra manera, supusieron un punto de inflexión en mi visión del mundo. Esta lista, pues, no es la de los mejores libros que he leído hasta la fecha, aunque se han colado varios que, sin duda, se incluirían en dicha lista, sino la de aquellos que me han hecho amar las letras impresas, el aroma de sus páginas, y hacer de la vida de sus personajes una parte importante de la mía.
Para ilustrarla he decidido compartir las imágenes de las primeras ediciones, así como el comienzo de cada uno de ellos. De todos guardo una edición especial, en ocasiones bellamente ilustrada, como el Drácula de Reino de Cordelia, con los magníficos dibujos de Fernando Vicente, e incluso conservo algunas ediciones antiguas, ya descatalogadas y que por ello mismo suponen un tesoro bibliográfico.
Aquí están, por estricto orden cronológico, encabezados por una lacónica definición:
La primera novela moderna.
DON QUIJOTE DE LA MANCHA. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605) y Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha (1615).
Autor: Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616).
Primera edición: Francisco de Robles, Madrid.
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda.
Pecado y redención.
CRIMEN Y CASTIGO. Преступленіе и наказаніе (1866).
Autor: Fiódor Dostoyevski (1821-1881).
Primera edición: revista literaria Russkiy Véstnik , Moscú.
Una tarde extremadamente calurosa de principios de julio, un joven salió de la reducida habitación que tenía alquilada en la callejuela de S*** y, con paso lento e indeciso, se dirigió al puente K***.
Había tenido la suerte de no encontrarse con su patrona en la escalera.
La gran novela de terror.
DRÁCULA. Dracula (1897).
Autor: Bram Stoker (1847-1912).
Primera edición: Archibald Constable and Company, Westminster.
Diario de Jonathan Harker
(taquigrafiado)
3 de Mayo, Bistritz— Salí de Múnich a las 8:35 p.m. el 1° de mayo y llegué a Viena muy temprano la mañana siguiente; debí de haber llegado a las 6:46, pero mi tren se demoró una hora. Budapest es un lugar maravilloso, o eso me pareció por el vistazo rápido que le di a la ciudad desde el tren y lo poco que caminé por sus calles. Temí deambular demasiado lejos de la estación, pues habíamos llegado tarde y el siguiente tren partiría lo más cerca de la hora antes establecida que se pudiera.
La novela del desasosiego.
EL DIABLO EN EL CUERPO. Le Diable au corps (1923).
Autor: Raymond Radiguet (1903-1923).
Voy a exponerme a grandes reproches. Pero, ¿qué le voy a hacer? ¿Acaso tuve yo la culpa de haber cumplido doce años algunos meses antes de la declaración de la guerra? Los trastornos que me deparó aquel periodo extraordinario fueron, sin lugar a dudas, de una índole que no suele nunca experimentarse a tal edad; pero como nada es capaz de hacernos madurar a pesar de las apariencias, habría de comportarme como un niño en una aventura en la que hasta un adulto se hubiera encontrado en apuros.
La novela de nuestro otro yo.
EL LOBO ESTEPARIO. Der Steppenwolf (1927).
Autor: Hermann Hesse (1877-1962)
Primera edición: S. Fischer Verlag.
El día había transcurrido del modo como suelen transcurrir estos días; lo había malbaratado, lo había consumido suavemente con mi manera primitiva y extraña de vivir; había trabajado un buen rato, dando vueltas a los libros viejos; había tenido dolores durante dos horas, como suele tenerlos la gente de alguna edad.
La novela maldita.
EL GUARDIÁN ENTRE EL CENTENO. The Catcher in the Rye (1951).
Autor: J. D. Salinger (1919-2010).
Primera edición: Little, Brown and Company, Boston.
Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de eso. Primero porque es una lata, y, segundo, porque a mis padres les daría un ataque si yo me pusiera aquí a hablarles de su vida privada.
La novela perfecta.
PEDRO PÁRAMO (1955).
Autor: Juan Rulfo (1917-1986).
Primera edición: Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México.
Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría, pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo. «No dejes de ir a visitarlo —me recomendó. Se llama de este modo y de este otro. Estoy segura de que le dará gusto conocerte.» Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después de que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas.
La novela del Gulag.
UN DÍA EN LA VIDA DE IVÁN DENÍSOVICH. Один день Ивана Денисовича (1962).
Autor: Aleksandr Solzhenitsyn (1918-2008).
Primera edición: revista literaria Novy Mir, Moscú.
A las cinco de la mañana, como cada día, tocaron a diana: unos martillazos contra un carril afuera del barracón de mando. El sonido, intermitente, atravesó sin fuerza los cristales, cubiertos con dos dedos de hielo, y pronto enmudeció. Hacía frío y al centinela no le apetecía dejarse la mano repicando.
La novela total.
RAYUELA. (1963).
Autor: Julio Cortázar (1914-1984).
Primera edición: Editorial Sudamericana, Buenos Aires.
¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico.
El libro del adiós.
CUADERNO DE NUEVA YORK. (1998)
Autor: José Hierro (1922-2002)
Primera edición: Ediciones Hiperión, Madrid.
Después
de miles, de millones de años,
mucho después
de que los
dinosaurios se extinguieran,
llegaba a este lugar.
Lo
acompañaban otros como él,
erguidos como él
(como él,
probablemente, algo encorvados).
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