La mirada deshabitada
Amparo Santana Marí
Araña editorial, 2019
La
poeta valenciana Amparo Santana Marí irrumpió con fuerza en el
panorama lírico nacional en 2014 con la obtención del prestigioso
premio “Gerargo Diego” de la Excm. Diputación de Soria por su
primer poemario, Línea
Helicoidal
(2015). Antes y después ha participado en numerosas antologías,
como Polimnia
(2003-2013), 10 años de poesía en la Universidad Politécnica de
Valencia,
Un viejo estanque (2014),
Miradas para
compartir la luz (2016),
Ártemis II
(2017) y Antología
de Poesía de Escritoras del Mediterráneo
(2018).
También
ha participado en algunos talleres de poesía, con maestros de la
talla de Elena Escribano, Andrés Navarro, Laura Giordani y Antonio
Méndez Rubio, es precisamente este último el que pone palabras a la
contraportada de su nuevo poemario, La
mirada deshabitada,
publicada por Araña editorial, que dirige Julia De la Rúa, en su
Colección la bella araña. Antonio Méndez Rubio nos da la clave:
“Los poemas llevan el daño a las palabras, entran en el mundo como
cuchillos”, un dictamen que se refrenda en el poema “Ser en la
oscuridad”, significativo rótulo que inaugura la primera de las
dos partes en las que se divide el conjunto, así dice Amparo
Santana: “La maldición del poeta: / tentar en la oscuridad / la
búsqueda de una voz.” En efecto, rasgar la negra oscuridad para
arrancar a las palabras del silencio y dañarlas para que hablen con
su propia voz sobre la página en blanco, solo así podrán decir con
exactitud su nombre verdadero. No es extraño que Juan Ramón Jiménez
sea el autor citado para abrir esta parte, titulada “Una poética”
e integrada por otros dos poemas que subrayan
la misma aspiración: “¿Cómo nombrar el daño?”.
Si
la primera parte incide en la veta metapoética, la segunda, que
lleva por título “Insomnios” y que está integrada por las
treinta y nueve composiciones restantes, reproducen las
preocupaciones de índole metafísica de su autora. Una cita de José
Luis Falcó da paso al poema que da título a todo el conjunto y que
en su primera estrofa recoge la tesis del libro: “¿Habéis sentido
/ la extrañeza del ser? / ¿De ver el mundo lejos, / mirándote?”,
dos preguntas retóricas donde expresa el temor a la extrañeza que
produce esa mirada enajenada.
Con
un discurso mayoritariamente imparisílabo, Amparo Santana va
ensartando las cuentas de la vida, desde la tristeza y la nostalgia
hasta el sueño y la esperanza, con una voluntad de crítica social
que se hace palpable en multitud de versos, veamos algunos ejemplos.
En “Brokers” dice: “Los políticos se parapetan / en sus
ministerios”; y en “Otra vez el mar” señala: “El mar es una
tumba / de náufragos...”. La poeta busca “lugares que rediman”,
formas para “salir de un mundo encorsetado”, en definitiva “un
lugar donde perderse” para eludir el mal que amenaza con tocarnos y
cambiarnos para siempre. De ahí que la poesía sea esa manera de no
saberse solo, de combatir la amnesia para existir, aunque la duda
marque el camino y nos confunda.
En
su devenir la poeta señala dicho camino con algunos hitos
culturalistas, de la música al cine, desde la célebre canción “I´m
the Walrus” de The Beatles a la obra maestra futurista de Ridley
Scott, Blade
Runner, pasando
por la recreación de la noche de los monstruos en Villa Diodati, en
Suiza, a orillas del lago Lemán, en “1816”, que alumbró a
Franskenstein
y El vampiro
de la mano de Mary Shelley y John William Polidori, respectivamente.
Así también Amparo Santana parece convocar a sus monstruos
interiores para redimirse y atrapar la luz que se escapa “cuando
todo prometía”.
Gregorio
Muelas Bermúdez
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