Vicios ocultos
Alfonso Brezmes
Editorial Leviatán, Buenos Aires, 2020
Alfonso
Brezmes publica su quinto poemario, Vicios
ocultos,
en la Colección Poesía Mayor de la Editorial Leviatán con sede en
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con esta afán “exhibicionista”
se presenta el poeta madrileño ante el lector argentino, en adelante
“voyeur”.
Alfonso
Brezmes es un poeta con obra y consecuencia, sus anteriores títulos,
La noche tatuada
(2013), Don de
lenguas
(2015) y Ultramor
(2017), publicados en la prestigiosa editorial Renacimiento, y sus
antologías, vertidas al italiano y al inglés, avalan a un autor con
un estilo bien hecho, madurado a fuego lento en el ejercicio y la
lectura de sus poetas preferidos: “Borges y Pizarnik, Eliot y
Juarroz / y algunos versos de Cernuda”, públicas virtudes que en
el poemario que nos ocupa adoptan un tono irónico, a
priori
menos grave, pero que en realidad suponen una nueva cota lírica,
veamos por qué.
Alfonso
Brezmes demuestra poseer un sentido del humor fuera de lo común, un
humor inteligente que dirigiéndose a sí mismo no duda en girar el
“espejito mágico” para contemplar de modo crítico su alrededor,
un humor que se pone de relieve desde las primeras palabras del
libro, en la autodedicatoria en la que se agradece “escapar de él
de vez en cuando”. A continuación, el autor coloca dos citas harto
significativas: el artículo 1474 del Código civil español, cuyo
contenido le sugiere el título, y dos versos de la poeta italiana
Alda Merini, que apelan a la prudencia y la virtud de permanecer en
silencio en determinadas situaciones.
Alfonso
Brezmes estructura el volumen en cinco partes cuyos epígrafes
sintetizan la tesis que expresan los poemas que las componen, a
saber: “Examen de conciencia”, “Dolor de los pecados”,
“Propósito de enmienda”, “Confesión de los pecados” y
“Cumplir la penitencia”, todas ellas integradas por el mismo
número de poemas, diez, una medida simetría que contrasta con la
libertad de los versos, que, no obstante, se ensartan con la
precisión de la palabra exacta. No es baladí que se impongan los
poemas cortos pues el autor prescinde de lo alimenticio para quedarse
con lo justo y necesario, de ahí que opte por un lenguaje sencillo,
cincelado a golpe de tachón, paradójicamente no hay proceso más
complejo.
Alfonso
Brezmes abre el libro con el poema “Si así os parece”, que actúa
a modo de prefacio y que ejerce de auténtica poética, así dice:
“vine para robar las manecillas / a los relojes de pared y dejar /
la marca indeleble de un zarpazo / en la frágil memoria de la
gente”. He aquí su voluntad de dejar huella en un mundo donde la
música en muchas ocasiones se escucha demasiado baja, apenas como un
sonido de fondo, soterrada por el ruido circundante. Sobre la
dificultad de hacerse oír y el papel y la necesidad de la poesía
versarán muchas de las composiciones, como en “Le regret du
poéte”:
Yo,
que nunca fui
aquel
en cuyos brazos fallecías,
siempre
seré
aquel
en cuyos versos sobrevives.
Alfonso
Brezmes es un músico y lo demuestra en cada una de sus
composiciones, ninguna tiene desperdicio, empezando por los títulos,
tan ingeniosos como elocuentes, veamos unos cuantos: “Paraíso en
obras”, “Cosmoagonía”, “Épica de bolsillo”…, otros son
un claro homenaje al autor al que aluden: “Belleza cruel”, a
Ángela Figuera Aymerich; “Rayuela”, a Julio Cortázar;
“Rilkeana”, a Rainer Maria Rilke. En todos el poeta se interroga
sobre el germen y propósito de su medio de expresión en una suerte
de metapoesía cuyo punto de referencia siempre es el yo lírico, que
aspira así al autoconocimiento, un proceso donde sigue la senda
marcada por Saint John Perse o Miguel d’Ors.
El
cine es otro de los referentes del poeta, así varios títulos aluden
a filmes concretos, como “Lost in Translation”, de Sofia Coppola,
“Fallen Angels”, de Wong Kar-Wai, o “Perdición, de Billy
Wilder, en otros, en cambio, una película es el detonante del poema,
así sucede en “Solo las brujas malas son feas”, donde toma como
punto de partida el clásico de Victor Fleming para identificarse con
el hombre de hojalata.
Para
concluir, existen dos poemas donde Alfonso Brezmes encuentra la
quintaesencia de su voz: “Reproche a Alfonso Brezmes”, y el que
clausura el volumen, “El poeta siente celos de sus versos”. En el
primero ejerce la autocrítica en los siguientes términos: “elegiste
ser yo, / este mal remedo / de otro poeta cascarrabias, / que encima
escribe / mucho mejor que tú”, donde el humor, de una agudeza que
tiende al negro, es el verdadero sentido que vehicula el discurso del
libro. En el último critica con ingenio ese pecado social que
irremediablemente, y por fortuna, le conduce a ser “yo mismo” una
y otra vez:
Y
no ha de escribir nada más,
para
que aquellos no logren
hacerse
fuertes allí
en
donde aquel solo sueña.
Gregorio
Muelas Bermúdez
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