lunes, 9 de noviembre de 2020

Donde estuve. Fernando Delgado

 


Donde estuve

Fernando Delgado

Fundación José Manuel Lara, 2015


Que Fernando Delgado (Santa Cruz de Tenerife, 1947) es un autor consagrado no cabe duda, con su obra narrativa ha cosechado algunos de los grandes premios que se conceden en nuestro país, como el Premio Planeta 1995 por La mirada del otro, o el Premio Azorín en 2015 por Sus ojos en mí, también destacan sus trabajos en el campo del periodismo, como los libros Cambio de tiempo (1994) y Parece mentira (2005), por el que mereció el importante premio Villa de Madrid “Mesonero Romanos” en 2006. Obras que dicen mucho de un autor serio y comprometido con la causa literaria.

Pero Fernando Delgado también ha forjado sus armas en el campo de la lírica, después de Proceso de adivinaciones (Hiperión, 1981), Autobiografía del hijo (Pre-Textos, 1995), Presencias de ceniza (Identidad, 2001) y El pájaro escondido en un museo (Pre-Textos, 2010), el libro que nos ocupa supone su quinto poemario. Este último y notable trabajo consagra sin lugar a dudas a un Fernando Delgado más íntimo y culturalista, que por edad es heredero de aquellos novísimos a los que dedica varios poemas, es el caso de Jaime Siles y Luis Antonio de Villena, y por afinidad compañero de la “poesía de la experiencia”, encarnada por sus grandes amigos Carlos Marzal, Vicente Gallego y Antonio Cabrera; pero si existe una influencia verdaderamente notoria y que planea a lo largo de todo el poemario es la de Francisco Brines, a quien Delgado dedica por entero el libro, reconociendo su feraz magisterio con un “siempre cerca”, que da buena cuenta de su admiración y cariño.

Publicado en la colección Vandalia de la Fundación José Manuel Lara, Donde estuve hace alusión a espacios transitados en algún momento del pasado del poeta, y que ahora se fijan en el poema a modo de recuerdos cubiertos de una ligera pátina de nostalgia. Delgado demuestra poseer una gran madurez expresiva, sus versos imparisílabos, con un amplio señorío del endecasílabo y el heptasílabo en poemas por lo general extensos, fraguan en un admirable pulso rítmico que invita a una lectura meditativa.

El poemario se abre con dos citas muy significativas de Marcel Proust y Seamus Heaney, que hablan de la fragilidad de la memoria y la necesidad de buscar la inocencia para sortear las trampas del egoísmo. Le sigue una “palabra de honor” a modo de preámbulo, que enumera las bendiciones de la palabra para el que la trabaja y escucha su música interior: juega con ella, la adora o la ama.

Por lo que toca a la estructura, el poemario se divide en cuatro partes precedidas de un breve poema introductorio. En la primera parte, titulada “Geografía íntima”, compuesta por catorce poemas, donde el poeta va trazando un paisaje interior al hilo de las reflexiones sobre su biografía, así en “Mar de los desvelos”, Delgado realiza un viaje de vuelta a los rostros del pasado, a espacios imaginarios, porque la memoria también inventa personajes y situaciones que nunca sucedieron y traza un mapa de sentimientos contrapuestos que mucho tienen que ver con esa dualidad del sueño y la vigilia. A continuación “Dentro de un órgano” es un poema sinfónico en cuatro movimientos sobre unas notas de Bach, donde el Delgado adulto juega a la memoria con el Delgado niño: “Breve fue la experiencia/ Pronto el órgano/ quedó deshabitado”.

El paso inmarcesible del tiempo, el vuelo libre de las aves, el amor, el erotismo y la música -de Verdi, el arpa o el coro de la iglesia- son algunos de los muchos temas que toca el libro, en el que también se incluye un emotivo poema a "Velintonia", la casa del Premio Nobel Vicente Aleixandre, a donde acudían los jóvenes poetas en busca de los consejos del maestro.

En definitiva, Fernando Delgado encuentra en la poesía ese espacio de sosiego e intimidad que le permite evadirse del mundanal ruido, porque recordar no es solo revivir lo que fue sino también lo que pudo haber sido: “busco el rostro joven de mi propia hermosura,/ la mirada de mí mismo a mí mismo”.


Gregorio Muelas Bermúdez


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