martes, 17 de noviembre de 2020

Rumanía, matria de poetas

 




El rumano es una lengua de poetas, bebe directamente de Virgilio, Horacio, Ovidio, Lucano o Marcial, no olvidemos que es la lengua romance que más semejanzas conserva con el latín original debido al profundo proceso de romanización de la antigua Dacia al pasar a formar parte del Imperio tras la conquista del emperador Trabajo en las Guerras Dacias (101-102 y 105-106). Un legado que fue preservado hasta la llegada del gran poeta nacional, Mihai Eminescu (1850-1889) en el período romántico tardío, que marcaría las sendas por las que habría de discurrir el rumano como lengua literaria y que alcanzaría en la siguiente centuria su verdadero apogeo, siendo lengua materna de algunos de los grandes escritores de la Europa central, aún cuando gran parte de ellos decidieran adoptar una segunda lengua para la escritura creativa, me refiero, sin duda, a los de la diáspora: Paul Celan con el alemán, Tristan Tzara, Benjamín Fondane, Vintila Horia, Eugene Ionesco y Emil Cioran con el francés, y Mircea Eliade con el inglés. El caso más reciente es el de la Premio Nobel Herta Müller, nacida en una comunidad germanohablante de la región de Timisoara. No obstante, todos le deben al país de los Cárpatos su verdadera esencia.


Pan con poesía


De puertas adentro, la Rumanía del convulso siglo XX fue objeto de una intensa actividad literaria, donde la poesía llegaría a ocupar un lugar primordial, hasta convertirse en el idioma para eludir la censura durante la dictadura de Nicolae Ceaucescu, siendo fruto de una evolución que se plasmaría en la obra de poetas de fama europea, es el caso de Nichita Stanescu (1933-1983) y Oskar Pastior (1927-2006) cuyas obras han trascendido fronteras, o, más recientemente, de Ana Blandiana (1942) y Mircea Cartarescu (1956), cuya celebridad y magisterio parece dominar el actual panorama literario gracias al volumen de traducciones y distinciones de los que han sido objeto en los países y las lenguas de su entorno, un fenómeno al que España no ha sido ajeno, así lo atestigua la cantidad de títulos que se vienen publicando en nuestro país.


Poco y mal conocida, la publicación de diversas antologías en importantes editoriales han conseguido paliar este desconocimiento, de todas ellas, tal vez la más significativa, y la más reciente, por su interés y alcance, sea Miniaturas de tiempos venideros. Poesía rumana contemporánea, editada por Vaso Roto Ediciones en 2013, una edición bilingüe de Catalina Iliescu Gheorghiu (Bucarest, 1966), Profesora Titular del Departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Alicante. Un volumen que reúne las voces de veinte poetas vivos pertenecientes a distintas generaciones y de primera línea, a saber: Ileana Malancioiu, Ion Pop, Ana Blandiana, Nicolae Prelipceanu, Dinu Flamand, Adrian Popescu, Liviu Ioan Stoiciu, Gabriel Chifu, Denisa Comanescu, Traian T. Cosovei, Florin Iaru, Alexandru Musina, Ion Muresan, Marta Petreu, Mircea Cartarescu, Ioan Es. Pop, Daniel Banulescu, Robert Serban, Dan Sociu y Stoian G. Bogdan. La antología cuenta, además, con un interesante prólogo de Petru Poanta que titula “La poesía rumana contemporánea. Algunos hitos”, donde hace un recorrido por la lírica de su país durante el siglo pasado.



Sin duda, la poesía rumana ha concitado el interés de buena parte de la crítica española y latinoamericana, si bien la publicación de su obra suelta ha sido también escasa, con la excepción que ya señalamos de Ana Blandiana y Mircea Cartarescu, que han visto como sus obras más significativas han visto la luz en nuestro país de la mano de importantes editoriales, sin ir más lejos, podemos citar sus títulos más recientes, en el caso de Ana Blandiana El sol del más allá y El reflujo de los sentidos (Pre-textos, 2016) y Un arcángel manchado de hollín (Galaxia Gutenberg, 2020), ambos en traducción de Viorica Patea y Natalia Carbajosa, y en el caso de Cartarescu los cuentos de El ojo castaño de nuestro amor (Impedimenta, 2016) y la que tal vez sea su obra cumbre, Solenoide (Impedimenta, 2018), ambos en versión de Marian Ochoa de Eribe.


Si bien son los más populares, no son los únicos autores que han visto su obra publicada en España, podemos citar otros casos más modestos pero igual de prominentes: En la cuerda de tender (Linteo, 2012) de Dinu Flamand; la antología poética general de Lucian Blaga (Prensas universitarias de Zaragoza, 2010), a cargo de Darie Novaceanu; o Regreso del exilio (Adamaramada, 2008) de Denisa Comanescu. En estos casos, en su mayoría, se trata de antologías, en contraste con Blandiana y Cartarescu, que sí han podido publicar sus obras individuales merced al favor de crítica y público.


Nichita Stanescu


Capítulo aparte merece un autor que simboliza la nueva generación de escritores a partir de 1960, nos referimos a Nichita Stanescu (Ploiesti, 1933-Bucarest, 1983), que llegó a ser candidato para el Premio Nobel. En este punto cabría detenerse para comentar que el rumano es, junto al catalán, la única lengua romance que aún no se ha alzado con el prestigioso galardón de la Academia sueca de las Letras, siendo en la actualidad Cartarescu uno de los candidatos que suenan con más fuerza.


Nichita Stanescu es uno de los grandes nombres de la literatura rumana de todos los tiempos. La riqueza de su obra, entre la que destacan títulos como Rojo vertical, Épica magna, Las obras imperfectas y Nudos y signos le valieron, a pesar del aislamiento que padeció en su país, un amplio reconocimiento internacional (premios Herder y Struga en 1976 y 1982, respectivamente). En España se publicó en el año 2000 Once elegías (La última cena), en Ediciones del oriente y del mediterráneo, con traducción de Ioana Zlotescu y José María Bermejo.


Horizontes poéticos


Como podemos observar, el interés por la poesía rumana ha sido creciente en los últimos años, lo que pone de manifiesto la enorme vitalidad de una poesía en plena efervescencia y que gracias a la labor de traducción de Elisabeta Botan, autora de los poemarios Dimensiones (Editorial Seleer, 2012) y Egometría (Editorial Limes, 2016), está más en boga, demostrando que más allá de la alargada sombra de gigantes como Blandiana y Cartarescu hay toda una pléyade de poetas de contrastada calidad y con un estilo propio y que Elisabeta Botan se ha consagrado a dar a conocer en España a través de su blog, “Orizonturi Poetice / Horizontes Poéticos”, y diversas revistas, en especial Crátera, donde actualmente ejerce como Delegada de la publicación en Rumanía, a saber: Mircea Petean, Robert Serban, Virgil Diaconu, Angela Gabriela Nache Mamier, Nora Iuga, Ioan T. Morar, Mircea Bârsila.


Gregorio Muelas Bermúdez



Artículo publicado en el nº 8 de ACHTUNG!





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