Poemas
Robert Graves
Editorial Pre-Textos, Valencia, 2005
Editorial
Pre-Textos publica en el número 750 de su espléndida Colección “La
Cruz del Sur” una amplia muestra representativa de la obra poética
de Robert Graves (1895-1985). La edición y traducción corren a
cargo de Antonio Rivero Taravillo, que realiza una excelente labor
tanto en la selección como en la versión en español de los poemas
seleccionados, acompañando la edición con una acertada introducción
que presenta al Graves “Poeta”, como reza en su humilde tumba
sita en Deià, el pueblo mallorquín en el que residió media vida.
Más
conocido por sus novelas históricas, como Yo, Claudio,
Claudio el dios y su esposa Mesalina o El Conde
Belisario, el autor londinense
siempre se consideró ante todo poeta, una faceta
algo ensombrecida por la
merecida fama de su obra narrativa, cuentos
y novelas, sus memorias de
juventud o recuento vital
Adiós a todo eso, y
sus ensayos
de investigación mitológica, como La Diosa Blanca
o Los mitos
griegos. Una vida y una obra,
que en el bardo inglés vienen a ser una y la misma cosa, que Antonio
Rivero Taravillo secciona en tres fases vinculadas a las mujeres que
compartieron e influyeron en su vida: Nancy Nicholson, Laura Riding y
Beryl Hodge.
Antonio
Rivero Taravillo realiza un recorrido cronológico por la ingente
obra poética de Robert Graves, en una edición bilingüe que arranca
en sus poemas sobre la Gran Guerra, como testigo directo de los
horrores de la contienda en
el frente
de Francia, alistado en los Royal Welch Fusiliers, una agraz
experiencia que
compartió con su amigo Sigfried Sassoon (1886-1967).
Así se presentan composiciones
de sus
primeros poemarios, publicados en plena conflagración mundial,
Junto a las brasas
(Over the brazier,
1916) y Hadas y fusileros
(Fairies and Fusiliers,
1917).
De
hecho abre la antología el poema “La mañana anterior a la
batalla”, he aquí la primera estrofa:
“La
lucha hoy, mi fin está muy cerca,
y
firme es la sentencia de mis horas:
lo
supe ayer, andando al mediodía
por
un jardín desierto y con mil flores.”
A
continuación “El amor perdido” introduce uno de los grandes
temas de su poesía, el amor y la
mujer como materialización de esa diosa blanca a cuyo
estudio consagró una parte
significativa de
su vida.
Antonio
Rivero Taravillo reúne lo más granado de su amplia producción
poética, incluyendo las diversas colecciones en las que fue
engrosando o podando sus versos, siendo la más completa la publicada
por Cassell en 1959. En total sesenta y seis poemas que
demuestran la absoluta destreza y el dominio del
ritmo y la lengua de un autor
fundamental, cuya poesía está aún por redescubrir en España,
de ahí el loable trabajo del poeta afincado
en Sevilla por ponerla a
nuestro alcance con respeto, admiración
y belleza, como en este breve
poema, “El mar estrecho”:
“Contigo
como mástil y bandera,
mi
velamen y ancla,
el
mar estrecho pero opresivo de la muerte
no
me parece innavegable.”
Gregorio
Muelas Bermúdez
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