Poesía Completa
Tonino Guerra
Universidad Popular José Hierro, San Sebastián de los Reyes, 2001
El
Departamento de Publicaciones de la Universidad Popular José Hierro
de San Sebastián de los Reyes editó en 2001, dentro de su Colección
Literaria, uno de esos volúmenes que deberían alojarse en las
estanterías de los amantes de la poesía, me refiero a la Poesía
completa de Tonino Guerra (1920-2012), más
conocido por sus guiones para grandes cineastas italianos, como
Federico Fellini, Michelangelo Antonioni, Vittorio de Sica, Francesco
Rosi o los hermanos Taviani, y europeos, como Andrei Tarkovski y Theo
Angelopoulos. Pero Tonino Guerra era también un notable novelista y
dramaturgo, y sobre todo poeta en dialecto romagnolo, como uno de los
autores fundadores de la poesía neodialectal, que tanto auge tuvo en
el Novecento italiano, donde también habría que destacar a Pier
Paolo Pasolini, en friulano.
La
traducción, el prólogo y las notas corren a cargo de Juan Vicente
Piqueras, el poeta valenciano realiza una encomiable e impecable
labor al verter por primera vez en español a un autor fundamental
para comprender la evolución de la poesía italiana en el pasado
siglo.
Juan
Vicente Piqueras recoge la lírica íntegra del poeta de
Santarcangelo di Romaña, desde su primera obra señera, Los
bueyes, publicada por Editorial Rizzoli en 1972, una colección
que comprendía sus libros anteriores: Los garabatos, El
escopetazo y El Lunario, escritos entre 1946 y 1952, hasta
Cuarteto de otoño (2001). Por el camino encontramos sus obras
maestras, La miel, publicada
por Editorial Maggioli en 1981, un conmovedor poemario
dividido en treinta y seis cantos que
ilustran un mundo campesino
en vías de extinción, y El
libro de las iglesias abandonadas
(1988), que dedica “a
los campesinos que no han abandonado la tierra para llenarnos los
ojos de flores en primavera”.
La
poesía de Tonino Guerra está
ligada a su tierra, por ello se expresa en su lengua materna,
primitiva e ingenua, que imita a la naturaleza
para contar
historias de gente sencilla, adoptando
a veces la forma de fábula.
Huertos, patios, patatas,
tomates, ajos, cebollas, cañas, mazorcas, caracoles, abejas,
cabras... llenan sus
versos de olores y sabores característicos
de su tierra. También
acostumbra a citar lugares,
la playa de Torre Pedrera, Montebello o la ermita de San Michele,
y personas, Pierino
de las Abejas, la Filomena o Pidio el zapatero,
con el fin de salvar un
mundo a punto de desaparecer por el éxodo a las ciudades y la
progresiva proletarización.
Pero
también el olvido amenaza con su espesa
niebla, por ello recrea
recuerdos de infancia o
momentos cruciales, como en el
poema “La mariposa”,
escrito al salir del campo de
concentración de Troisdorf:
“Cuntént
própri cuntént
a
sò stè una masa ad vólti tla vóita
mó
piò di tótt quant ch´im´ liberè
in
Germania
ch´
am sò mèss a guarde una farfàla
sénza
la vòia ad magnèla.”
“Contento,
lo que se dice contento,
he
estado muchas veces en la vida
pero
la que más de todas cuando me liberaron
en
Alemania,
que
me quedé mirando una mariposa
sin
ganas de comérmela.”
Gregorio Muelas Bermúdez
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